Raúl Alfonsín y la responsabilidad de asegurar la democracia


Luego de bombardeos de la Plaza de Mayo de junio de 1955 y el posterior golpe de estado contra Perón, los argentinos vivieron los años de mayor violencia política de su historia. En aquellos treinta años, tuvieron lugar los comandos de la resistencia peronista, las experiencias guerrilleras, las insurrecciones populares, todo un repertorio que tuvo como contraparte el accionar represivo del estado, desde el plan Conintes hasta el terrorismo de estado de los 70. Prácticamente, toda América Latina transitó el camino de los «golpes preventivos» y de las «doctrinas de seguridad nacional».

Varias fueron las circunstancias que pusieron fin a esta trágica etapa. Una de ellas fue la creciente lucha de la sociedad civil organizada en los movimientos de derechos humanos.

El 30 de octubre de 1983 Alfonsín triunfó en las elecciones presidenciales, que permitirían pronto poner fin a una dictadura de más de siete años. En su discurso de asunción, el flamante presidente advertía que la transición sería difícil y convulsionada. Así fue: Alfonsín debió enfrentar varios alzamientos militares y no llegó a terminar su mandato presidencial.

Fuente: Diario Clarín, 11 de diciembre de 1983.

Compatriotas: Iniciamos todos hoy una etapa nueva de la Argentina. Iniciamos una etapa que sin duda será difícil, porque tenemos todos, la enorme responsabilidad de asegurar hoy y para los tiempos la democracia y el respeto por la dignidad del hombre en la tierra argentina.

Sabemos que son momentos duros y difíciles, pero no tenemos una sola duda, vamos a arrancar los argentinos, vamos a salir adelante, vamos a hacer el país que nos merecemos. Y lo vamos a poder hacer, no por obra y gracia de gobernantes iluminados sino por esto que la plaza está cantando, porque el pueblo unido jamás será vencido.

Una feliz circunstancia ha querido que este día en que los argentinos comenzamos esta etapa de 100 años de libertad, de paz y de democracia, sea el Día de los Derechos Humanos. Y queremos, en consecuencia, comprometernos una vez más: vamos a trabajar categórica y decisivamente por la dignidad del hombre, al que sabemos hay que darle libertad, pero también justicia, porque la defensa de los derechos humanos no se agota en la preservación de la vida, sino además también en el combate que estamos absolutamente decididos a librar contra la miseria y la pobreza en nuestra Nación.

Este es un saludo nada más, y no hubiera sido completa la fiesta de la democracia argentina –por lo menos para mí- si no hubiera contado con la posibilidad de encontrarme nuevamente con ustedes para ratificar una vez más que soy el servidor de todos, el más humilde de los argentinos.

Me comprometo nuevamente a trabajar junto con todos ustedes para concretar los objetivos que hemos pregonado por toda la extensión de la geografía argentina, y hacer ciertos esos objetivos que los hombres que nos dieron la nacionalidad nos presentan como un mandato que ahora sabemos está al alcance de nuestras manos.

Entre todos vamos a constituir la unión nacional, consolidar la paz interior, afianzar la justicia, proveer a la defensa común, promover el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que deseen habitar el suelo argentino.

 

Raúl Alfonsín

Fuente: www.elhistoriador.com.ar