“Macacha” Güemes, la madre de los pobres, por Felipe Pigna


(Fragmento del libro Mujeres insolentes de la historia argentina 2)

El 11 de diciembre de 1787 nació María Magdalena Dámasa Güemes, la hermana de Martín Miguel de Güemes, más tarde conocida como “Macacha”. La recordamos con un fragmento de Mujeres insolentes de la historia 2, el nuevo libro de Felipe Pigna que pone en relieve las vidas de 29 mujeres que se rebelaron contra el orden establecido.

En este segundo tomo, que como el anterior cuenta con ilustraciones del dibujante Augusto Costhanzo, se puede viajar a través del tiempo desde el siglo XVIII hasta la actualidad recorriendo las vidas de Frida Kahlo, Eva Perón, Victoria Ocampo, Frida Kahlo, María Elena Walsh, Lola Mora, Niní Marshall, Tita Mellero,  Alicia Moreau de Justo o Mercedes Sánchez, Eulalia Calderón y Carmen Ureta, las “espías de San Martín”, que posibilitaron que el gran capitán cruzara los Andes en 1817 o Estela de Carlotto, titular de la organización Abuelas de Plaza de Mayo.. 

Fuente: Felipe Pigna, Mujeres insolentes de la historia argentina, Buenos Aires, Editorial Emecé, 2018, pág. 15-17. 

Cuando María Magdalena Dámasa Gúemes nació en 1787, Salta, su provincia, era muy conservadora, lo que quiere decir, poco o nada afecta a los cambios, y con diferencias muy marcadas entre las clases sociales.

Su familia, que la apodó “Macacha”, era rica y pertenecía a la elite; Magdalena Goyechea, su madre, descendía de los conquistadores, y Gabriel de Güemes Montero, su padre, era funcionario de la Corona española. Fue él quien le enseñó a Macacha a leer a los 5 años, algo nada frecuente en esa época considerando que ella era mujer. También en la infancia, la niña compartió juegos, sueños y cabalgatas por los sinuosos caminos salteños con su hermano Miguel, al que se mantuvo desde entonces y para siempre, muy unida.

A diferencia de los de su clase, tanto ella como su hermano y Román Tejada Sánchez, el capitán del Regimiento de Patricios con el que Macacha se casó a los 16 años, eran hacendados que trataban a sus peones sin hacer diferencias, lo que los hizo merecedores de lealtad y respeto.

En 1810, con el advenimiento de la Revolución, los hermanos Güemes fueron de los primeros salteños en adherir a la causa y darle soporte a la expedición al Alto Perú. Organizaron para eso un ejército de gauchos que más tarde, sería conocido como los “Infernales” de Güemes, por el color de sus ponchos y por convertir en un infierno la vida de los ejércitos del rey de España.

Entre 1813 y 1823, Salta estuvo casi en guerra. Al lado de “el Padre de los Pobres, como era conocido su hermano por entonces, estaba siempre Macacha, coordinando tareas de espionaje y jugadísimas misiones con otras mujeres. Ellas escondían en sus polleras, mensajes con información sobre los españoles que les hacían llegar al ejército de gauchos. Así, lograban complicarle la vida al enemigo, tal como lo admitía el comandante en jefe de los invasores en su nota al virrey del Perú: “…ellos (son) avisados por hora de nuestros movimientos y proyectos por medio de los habitantes de estas estancias, y principalmente por las mujeres relacionadas con los vecinos de aquí y de Salta […] siendo cada una de estas una espía vigilante y puntual para transmitir las ocurrencias más diminutas de este Ejército”.

En 1815, Martín Miguel de Güemes fue nombrado gobernador de Salta por voluntad popular. Las luchas contra las fuerzas del Rey continuaban, a las cuales, el flamante gobernador tuvo que sumar las disputas con los de su propia clase, más dispuestos a acordar con los realistas que a tolerar el poder del “gauchaje”. Las crónicas de la época señalan que Macacha se convirtió en ese período en un verdadero ministro de su hermano, que la consultaba y le pedía que actuase como “operadora política”, como sucedió en 1816, en el conflicto con José Rondeau, que comandaba las fuerzas del gobierno. Gracias a la mediación de Macacha, se acordó que Salta seguiría con su “guerra gaucha” bajo la conducción de Güemes y ayudaría a las tropas enviadas desde Buenos Aires.

Macacha comenzó también a intervenir en actos públicos, incluso en los de guerra, montando a caballo, recorriendo las filas y arengando a las tropas; y mientras su hermano se encontraba al frente de sus “Infernales”, fuera de la ciudad, tomó las riendas del gobierno salteño. Fueron varias las conspiraciones en contra de Güemes que tuvo que desbaratar, y cuando en 1819, los opositores organizaron el partido “Patria Nueva”, ella formó el “Patria Vieja”, hasta que fue detenida junto a su madre, su esposo y otras personas. El “gauchaje” se sublevó para liberar a la “Madre del Pobrerío”, como llamaban a Macacha, y a los demás detenidos, protagonizando lo que se conoció como la “Revolución de las Mujeres”.

La hermana de Güemes se sumó luego al Partido Federal y hasta 1840, siguió participando en la agitada vida de su provincia. Para entonces, era una figura reconocida, que incluso los unitarios respetaban. En 1866, murió en Salta a los 90 años, completamente retirada de la actividad política.

Fuente: www.elhistoriador.com.ar