Huelga de amores


Autor: Felipe Pigna

Corría el año 1524 en la zona de la actual Nicaragua, cuando el conquistador Francisco Hernández de Córdoba, el mismo que le da nombre a la moneda en curso en Nicaragua, comenzó a traficar indígenas con destino a la zona minera del Perú. Comenzó, como años más tarde ocurriría en la zona norte de nuestro actual territorio, un proceso de despoblación que llevó a que, cuatro años más tarde, una veintena de caciques se rebelaran contra el representante de la civilización. Fueron derrotados, capturados y, por orden del señor gobernador, arrojados a los perros hambrientos. Fue entonces cuando las corajudas mujeres originarias de la región promovieron una huelga de amores aceptada por sus compañeros. Según cuenta Francisco López de Gómara: “No dormían con sus mujeres para que no parieran esclavos de españoles. Y Pedrarias, como en dos años no nacían niños, les prometió buen trato, y así parían o no los mataban”.

En esta acción heroica, amorosamente heroica, estas pioneras de la insurgencia americana mostraban que no estaban dispuestas a traer hijos esclavos a este “nuevo mundo” dominado por la barbarie.

Fuente: www.elhistoriador.com.ar