Gobernador Las Heras y el desaire a Rivadavia


No era tiempo todavía para deponer las ansias libertadoras. Al menos así todavía lo creía José de San Martín. Corría el año 1824 y bastiones realistas todavía resistían en el Alto Perú. Sin embargo, desde Buenos Aires, la elite dirigente y los comerciantes y hacendados porteños pensaban más en la marcha de sus intereses locales. Así, acercándose el final de la duradera gestión de Martín Rodríguez al mando de la provincia de Buenos Aires, se discutía quién debía sucederlo en el mando.

La amenaza del imperio de Brasil al noreste y a través de la Banda Oriental y la irresuelta organización del país, hicieron creer a muchos que se precisaba de un hombre fuerte, de prestigio y consenso. Rivadavia, el ministro principal del gobierno de Rodríguez, hacía saber todas sus pretensiones. Sin embargo, el contexto habilitó al general Gregorio Las Heras a convertirse en el elegido para gobernar la provincia porteña.

Las Heras, quien había secundado a San Martín en la campaña de los Andes, se había retirado con no pocas sospechas sobre sus espaldas. San Martín y O’Higgins creían que los generales del ejército libertador estaban saboteando las mayores ambiciones, amistados con los unitarios porteños. Las Heras pidió el retiro y San Martín se lo concedió, aunque el pretexto fue el cansancio por las internas. Así, Las Heras regresó a Buenos Aires y al poco tiempo, el 2 de abril de 1824, fue ungido en la magistratura provincial.

El 9 de mayo, Las Heras asumió su mando. Con un respeto unánime pero sin bases sociales propias, Las Heras gobernó en la misma línea del gobierno saliente, el de los tratados de amistad y comercio con Gran Bretaña (que incluyeron el reconocimiento de la independencia), las políticas liberales progresistas y el interés unitario porteño. Pero Rivadavia, quien había rechazado la oferta de formar parte del gabinete de ministros, buscó la forma de no perder protagonismo y tomarse revancha del desaire sufrido. No tardó en hacerlo.

El congreso constituyente que funcionó desde fines de 1824 dictó varias leyes, entre ellas, la de capitalización y la ley de presidencia. Rivadavia sería electo presidente y, mediante la ley de capitalización, que nacionalizaba casi todo el territorio bonaerense, el cargo de Las Heras perdía consistencia. En febrero de 1826 renunciaría y pronto se marcharía a Chile.

En ocasión de un nuevo aniversario de su asunción como gobernador, recordamos las palabras del historiador Vicente Fidel López, destacando su figura.

Fuente: Vicente Fidel López, Historia de la República Argentina, t. IX, La Facultad, 1911, Buenos Aires, pág. 237.

Gran parte de los hombres políticos pensaban también que siendo urgente la formación de un fuerte ejército de línea, se requería poner el gobierno de la provincia en manos de un militar de primera importancia. Y nadie más señalado para esto que el general Las Heras. La elevación y la pureza de sus principios, su juicio correcto y sensato siempre, hacían de él un verdadero magistrado, sin contar con que en las arduas campañas del general San Martín, había pasado por ser la segunda personalidad del glorioso Ejército de los Andes: que a la experiencia reunía el conocimiento individual de cada uno de los oficiales generales a quienes podía encomendarse el mando de los nuevos cuerpos; y que no sólo era respetadísimo de todos ellos, como jefe y como maestro, sino que inspiraba completa confianza también a Bustos y los demás gobernadores de provincia: de que, ni por ambición, ni por partido, había de entrar en combinaciones que alterasen el orden actual del país, o que contrariasen la espontánea cooperación con que todos ellos estaban dispuestos a dar hombres y recursos para hacer frente a las eventualidades de la cuestión brasilera. El general se retiraba entonces de su misión en el Alto Perú, convencido de que por aquel lado las provincias argentinas no tenían nada ya que temer, y que podían dedicar sus esfuerzos a la cuestión brasilera sin otra complicación que ella misma. (…) Los méritos y el influjo de don Bernardino Rivadavia no fueron bastantes para prevalecer sobre la importancia excepcional del nuevo candidato. El general Las Heras fue electo el 2 de abril de 1824 y se recibió del mando a su llegada, el 9 de mayo, con aplauso unánime de la provincia y de la República.”

 

Vicente Fidel López

Fuente: www.elhistoriador.com.ar