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EL HISTORIADOR - Gaceta histórica
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La Gaceta histórica

El Historiador se sumó este año a las celebraciones por los 200 años de nuestra historia, conmemorando a quienes se atrevieron a pensar que un mundo mejor era posible y consagraron sus vidas para alcanzarlo.

A lo largo de 2010, trabajamos con el compromiso de siempre, intentando lograr que la historia argentina sea un bien de todos. Pare ello, incorporamos nuevos documentos, contratamos un nuevo servidor -que permite mayor agilidad dentro de la página y rapidez a la hora de enviar la Gaceta-, y diseñamos la Galería del Bicentenario, una galería de fotos que recorre la historia del país desde 1810 hasta nuestros días, que pronto estará a disposición de todos.

Queremos en esta oportunidad agradecer a Mate.ar por reconocer nuestro trabajo y otorgarnos el premio al mejor sitio de Argentina en la categoría Arte y Cultura. También les damos las gracias a nuestros auspiciantes. Banco Credicoop y El Salto confiaron en nuestro proyecto y nos apoyaron en la labor de mantener vivo el ejercicio de la memoria. Por último, agradecemos muy especialmente a nuestros lectores, quienes con comentarios, sugerencias y críticas, nos acompañaron a lo largo de 2010, y nos siguen impulsando a redoblar nuestros esfuerzos por acercar la historia a un público cada vez más amplio y diverso.

Con todos ustedes queremos compartir y celebrar las ocho millones de visitas que El Historiador alcanzó en noviembre. Es mucho más que un número. Las dos millones de visitas que nuestra página recibió desde marzo a esta parte (más de siete mil visitas diarias) nos confirman que estamos alcanzando uno de nuestros principales objetivos: despertar y mantener vivo el interés por nuestra historia.

La Gaceta se despide hasta marzo, pero El Historiador seguirá ofreciendo artículos y documentos de interés durante las vacaciones. Los invitamos a continuar visitándonos.

Para despedirnos, queremos compartir con ustedes unas palabras de Eduardo Galeano sobre la memoria: “El derecho a recordar no figura entre los derechos humanos, pero hoy más que nunca es necesario reivindicarlo y ponerlo en práctica: no para repetir el pasado, sino para evitar que se repita; no para que los vivos seamos ventrílocuos de los muertos, sino para que seamos capaces de hablar con voces no condenadas al eco perpetuo de la estupidez y la desgracia. Cuando está de veras viva, la memoria no contempla la historia, sino que invita a hacerla”. 

Felipe Pigna

Sobre nuestra página

Nuestra página contiene infografías temáticas donde se desarrollan diversos temas (25 de Mayo, la Independencia, el 12 de octubre, el día de la tradición, Manuel Belgrano, José de San Martín y Domingo Sarmiento, 24 de marzo y Guerra de Malvinas) y una cronología multimedia animada que recorre la historia del país y del mundo entre 1776 y 2010, con fotos, mapas, videos, audios y fragmentos musicales. Constituye un paseo ágil y ameno por la historia a lo largo de más de doscientos años de historia. El Historiador también incluye una lista de los gobiernos y gabinetes del territorio nacional desde la fundación del virreinato del Río de la Plata hasta 2010, e información sobre instituciones terciarias y universitarias para estudiar historia.

Las secciones Publicidades y Humor históricos constituyen nuevas perspectivas para abordar la historia a lo largo del siglo XX. Pueden consultarse también las secciones de biografías, entrevistas, audios, filmografía, artículos, documentos, efemérides, estadísticas poblacionales, tasas de analfabetismo e información mundial sobre desempleo, PBI e indicadores ambientales. La página además ofrece con un servicio gratuito de respuesta sobre temas relacionados con la historia del país.

El Historiador tiene su registro ISSN (Internacional Standard Serial Numer), otorgado por el Centro Argentino de Información Científica y Tecnológica (CAICYT), un organismo creado por el CONICET para brindar servicios sobre información y documentación científica y tecnológica.

Este año El Historiador obtuvo el premio Mate.ar 2010 de plata en la categoría “arte y cultura”, un reconocimiento a todo el trabajo que venimos realizando desde hace ya varios años.

La página ofrece también un servicio gratuito mensual, La gaceta histórica, que desde hace cinco años acerca a sus lectores documentos históricos relevantes, las efemérides destacadas del mes, curiosidades y hallazgos históricos recientes, información sobre lanzamiento de libros, detalles sobre muestras, obras, películas y concursos relacionados con la historia e información sobre nuestros cursos, charlas, libros y novedades. Lo invitamos a recorrerla…

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Efemérides

» Las destacadas del mes

1º de diciembre
Se conmemora en esta fecha el día mundial de la lucha contra el SIDA.
1828: El general Juan Galo de Lavalle encabeza una sublevación contra el gobierno del coronel Manuel Dorrego a quien depone.

3 de diciembre
1805: Tiene lugar la batalla de Austerlitz, una de las más grandes victorias militares de Napoleón.
1905: Nace en Buenos Aires el pianista, director de orquestas de piano y compositor Osvaldo Pugliese.
1956: Tiene lugar el desembarco del barco Granma en las costas de Cuba.
1990: El coronel Mohamed Alí Seineldín encabeza un alzamiento militar carapintada contra el gobierno del entonces presidente Carlos Saúl Menem.

6 de diciembre
1820: Tiene lugar la batalla de Pasco entre las fuerzas emancipadoras y las tropas realistas, que fueron derrotadas completamente.
1866: Se produce una rebelión del general Felipe Varela contra el gobierno de Bartolomé Mitre.
1868: Nace el doctor Lisandro de la Torre, fundador del Partido Demócrata Progresista.

7 de diciembre
1941: Se produce el ataque japonés a la flota estadounidense en Pearl Harbor.

8 de diciembre
1829: El coronel Juan Manuel de Rosas es proclamado gobernador y capitán general de Buenos Aires.

9 de diciembre
1824: Tiene lugar la batalla de Ayacucho, donde quedó sellada la independencia de América del Sur.

10 de diciembre
1948: La Asamblea General de las Naciones Unidas aprueba la Declaración Universal de Derechos Humanos.
1983: El doctor Raúl Alfonsín asume como presidente de la Argentina, poniendo fin a una dictadura de más de siete años.
1991: El Consejo Europeo firma el Tratado de Maastricht, que transformó a la Comunidad Europea en la Unión Europea.

13 de diciembre
1828: El coronel Manuel Dorrego es fusilado en Navarro por orden del general Juan Galo de Lavalle.
1907: Se descubre oficialmente petróleo en Comodoro Rivadavia.

15 de diciembre
1983: El presidente Raúl Alfonsín aprueba el decreto 187, que estableció la creación de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas de la Argentina (CONADEP).

17 de diciembre
1819: Simón Bolívar crea en Angostura la República de la Gran Colombia.
1830: Muere en Santa Marta, Colombia, el general Simón Bolívar.
1939: El acorazado alemán Admiral Graf Von Spee es hundido por su propio capitán frente a la costa de Uruguay, para evitar ser capturado por la escuadra británica, que lo tenía acorralado.
1996: El Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) asalta la Embajada de Japón en Lima, toma casi un centenar de rehenes y solicita la liberación de los presos políticos de su organización.

20 de diciembre
1860: Carolina del Sur se separa de la unión con los Estados Unidos, dando origen a la Guerra de Secesión estadounidense.
2001: En medio de una crisis social, económica e institucional, el presidente argentino Fernando de la Rúa presenta su renuncia bajo una fuerte presión popular. El día anterior De la Rúa había decretado el estado de sitio, lo que originó una represión que dejó más de 20 muertos.

21 de diciembre
1631: Muere Hernando Arias de Saavedra, más conocido como Hernandarias, primer gobernador criollo de Buenos Aires.
1991: La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (U.R.S.S.) dejó formalmente de existir.

22 de diciembre
1981: El teniente general Leopoldo F. Galtieri asume la presidencia de la Nación.

23 de diciembre
1951: Muere en Buenos Aires Enrique Santos Discépolo.
1986: Se sanciona durante el gobierno del doctor Raúl Alfonsín la Ley 23.492 de Punto Final.

25 de diciembre
La Iglesia Católica y la Iglesia Protestante celebran la Navidad, conmemorando el nacimiento de Jesús de Nazaret.

26 de diciembre
1778: Muere Pedro de Ceballos Cortés y Calderón. Fue el primer virrey del Río de la Plata.
1893: Nace el fundador de la República Popular de China, Mao Zedong

28 de diciembre
1990: El entonces presidente Carlos Saúl Menem anuncia los indultos de los ex comandantes de las Juntas Militares argentinas. Al día siguiente firmarían los decretos que pondrían en libertad a muchos de los responsables de las torturas y desapariciones.

29 de diciembre
1933: Se produce un intento de revolución en Santa Fe contra el gobierno del general Agustín P. Justo.

30 de diciembre
1922: El Congreso de los Soviets aprueba la creación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (U.R.S.S.).
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El Rescate

Esta sección está destinada al rescate de documentos históricos trascendentes tanto para la investigación histórica como para el estímulo de la reflexión presente. El material seleccionado –cartas, artículos, entrevistas– se encuentra en sintonía con algunas de las más destacadas efemérides del mes.

Revolución de Lavalle y fusilamiento de Dorrego

El 1º de diciembre de 1828 el general unitario Juan Galo de Lavalle encabezó una revolución contra el gobierno del coronel Manuel Dorrego, quien en 1827 había sido elegido gobernador y capitán general de la provincia de Buenos Aires. Ese mismo día Lavalle fue nombrado gobernador interino mientras Dorrego se retiraba a la campaña con el objeto de reunir fuerzas para resistir el alzamiento. Pocos días más tarde Dorrego fue capturado y el 13 de diciembre, sin proceso ni juicio previo, fue fusilado por orden de Lavalle. Transcribimos a continuación, un fragmento del libro Historia de la Confederación Argentina, de Adolfo Saldías, donde relata los episodios que van desde el momento del levantamiento hasta el fusilamiento.

Fuente: Adolfo Saldías, Historia de la Confederación Argentina, tomo II, La Guerra y la Política Constitucional, Buenos Aires, Orientación Cultural Editores, 1958, págs. 69-85.

El doctor Agüero…y sus copartidarios conspiraban contra Dorrego desde que éste subió al gobierno. Dorrego, por sobre haber contribuido en primera línea a derrocar la presidencia, inspirábale ese rencor incurable, ese despecho cada día más amargo que suelen recoger ciertos políticos cuando, en oposición larga y brillante, satisfacen ciertas manifestaciones de su espíritu, haciendo sentir su capacidad para desbaratar los planes de quienes se creen unitarios, reuníanse secretamente con el designio de restaurarse en el gobierno y de concluir con Dorrego, que era un obstáculo para ellos en Buenos Aires. Esto era lo positivo, aunque no encuadrase con las pomposas declaraciones que desde el gobierno del general Martín Rodríguez hicieron los hombres de ese partido respecto de la necesidad de cimentar los gobiernos legalmente constituidos. La autoridad que investía Dorrego derivaba del derecho y de la ley. Nadie lo había puesto en tela de juicio, que hasta el mismo Congreso unitario, empeñado en ejercitar funciones legislativas, había consagrado esa legalidad examinando las actas electorales de los representantes del pueblo y campañas de Buenos Aires, que eligieron a Dorrego gobernador de la Provincia con arreglo a las leyes vigentes de 1821 y de 1823.

Desde fines del año anterior, ya se dejaban sentir estos trabajos, aun en el mismo ejército de operaciones contra el Imperio del Brasil. “Siguen los rumores, -escribíale al general Lavalleja el general Balcarce, ministro de Dorrego,- de que el general Paz se retira del ejército, como que a este respecto, según noticias contestes, trabajan mucho los unitarios; lo mismo que acerca de la separación de todos los que pueden ser de algún provecho a la presente administración. Es necesario que usted se conserve muy vigilante, porque estos hombres todo lo penetran…".

La prensa de los unitarios, salida de quicio, se encargó de justificar que los rumores se convertirían en hechos, a tal punto que, como el gobierno, a las provocaciones de que era objeto respondiera que no descendería al terreno personalísimo a que se le llamaba, El Granizo anticipaba pura y simplemente que el señor Dorrego descendería mal que le pesara. El próximo regreso de las divisiones del ejército republicano, para cuyo desembarco y recepción el gobierno hacía grandes preparativos, fue saludado por la prensa de los unitarios casi como un triunfo de la revolución, como si en efecto los soldados de la Nación no tuvieran más que entrar en Buenos Aires para que cayese al suelo el gobierno de Dorrego. Se hablaba de la revolución públicamente, y hasta se anticipaba cómo se llevaría  cabo. Así, en 21 de noviembre (1828) le escribía al general Rivera su agente y amigo don Julián Espinosa, siempre bien impuesto de las novedades políticas: “La llegada de estas tropas hace recelar a algunos de que van a servir para hacer una revolución contra el gobierno, de cuya revolución hace ocho días que se habla públicamente: por los datos que yo tengo, no encuentro dificultad en que se verifique, mucho más si se hace militarmente. Me han asegurado que piensan poner al general don Juan Lavalle de gobernador, y que van a desconocer la Junta de la Provincia: si esto sucede vendremos a quedar gobernados por la espada…”.

Para conjugar la borrasca, el gobierno de Dorrego había echado mano de medidas represivas cuyo alcance dependía de su poder para hacerlas cumplir. A la ley de 8 de mayo que restringía la libertad de imprenta, se sucedió la política de exclusivismo que estrechaba cada vez más las filas del partido gubernista: las venganzas particulares ejercidas en la persona de periodistas de la oposición, y las destituciones de empleados y de jefes de nota como el coronel Rauch, quien desde tiempo atrás presentaba importantes servicios en la frontera. Se sabe cuál es el resultado de estas medidas coercitivas: retemplar el espíritu de los excluidos y dar nuevas armas a la oposición. Esta se sintió más fuerte, y se preparó a levantar a sus hombres principales, haciendo triunfar sus listas en las elecciones de diputados que iban a verificarse.

El gobierno cometió la imprudencia de colocar gruesos piquetes de solados en el atrio de los templos, el día en que debían tener lugar las elecciones. Cuando los unitarios concurrieron a votar, sus contrarios rompieron en manifestaciones hostiles. El general Juan Lavalle, que acababa de llegar de la campaña contra el Brasil, al frente de la 1º división del ejército, se aproximó a un atrio. Un oficial le cerró el paso. Lavalle, que había contenido al mismo Bolívar en sus raptos de orgullo, contuvo al oficial diciéndole: “Es indecoroso que un militar que debe honrar su espada esgrimiéndola contra los enemigos de la patria, la desnude contra el pueblo indefenso que viene a ejercer el primero de sus derechos: dé usted paso al general Lavalle”. Y pasó a hizo votar a sus amigos. En alguna otra parroquia, jefes de alta graduación obtuvieron igual acatamiento de parte de la fuerza de línea apostada; pero, en general, la oposición, que se hallaba en visible minoría, no pudo o no quiso votar; y esto dio pábulo a las escenas que comenzaron el día 1º de diciembre abriendo la era de la tremenda guerra civil argentina.

El coronel Dorrego conocía los méritos del general Lavalle. No ignoraba que éste traía resentimientos profundos y que calificaba duramente la conducta del gobierno, en la negociación de la paz con el Brasil. Pero no imaginó que Lavalle empezaba a ser jefe de partido, a pesar de que se lo indicaban claramente las manifestaciones de que aquél había sido objeto de parte de los personajes de la oposición, y la espontaneidad con que éstos habían aceptado su dirección en las elecciones últimas. Así fue que cuando uno de sus amigos le repitió que Lavalle era el jefe de la evolución, Dorrego le respondió con franca sonrisa, “No lo creo: Lavalle es un veterano que no sabe hacer revoluciones con la tropa de línea”. Y como el mismo personaje agregara que hombres como Agüero, Carril, Cruz, Gallardo, Varela, Alsina y toda la oposición estaba de acuerdo a ese respecto, Dorrego mandó llamar con urgencia a Lavalle, y le dijo a su interlocutor: “Ya verá usted: Lavalle es un bravo a quien han podido marear sugestiones dañinas, pero que dentro de dos horas será mi mejor amigo”.

El desgraciado coronel Dorrego padeció esta vez del mal de la alucinación. El dado estaba tirado. Una de las medidas más tremendas de que echan mano los partidos políticos iba a cumplirse, y el más fuerte iba a decidir. Todo lo que había oído el gobernador era exacto. Lavalle, aclamado en reuniones secretas como jefe de la oposición aclamado e reuniones secretas como jefe de la oposición y tomando sobre sí la responsabilidad de los sucesos, estaba resuelto a deponer al coronel Dorrego y a quebrar para siempre su influencia. Cuando se le comunicó la orden de éste, respondióle airado al edecán que se la transmitía: “Dígale usted al gobernador Dorrego que mal puede ejercer mando sobre un jefe de la Nación como es el general Lavalle, quien como él ha derrocado las autoridades nacionales para colocarse en un puesto del que lo hará descender, porque tal es la voluntad del pueblo, al cual tiene oprimido”.

Era el general don Juan Lavalle el tipo del soldado caballero, que se había creado fama singular con su sable corvo de granaderos a caballo, batallando por la independencia de América desde las riberas del Paraná hasta las montañas de Ecuador. Culto, apuesto y atrayente, distinguíase por el orgullo que tenía de su valer, y por la altivez genial con que se levantaba para inclinar a los hombres o traer las cosas dentro de la órbita de sus miras limitadas, pero iluminadas por cierta perspicacia, en la que confiaba con el fervor de la sangre andaluza que inflamaba sus venas. El entusiasmo fácil se apoderaba de su espíritu impresionable, y se diría que actuaba como un explosivo. Sus resoluciones saltaban como ímpetus, y los obstáculos suscitábanle arranques violentos, como esas bocanadas del Pampero que a todo se sobreponen. Cuando Bolívar estaba en el apogeo de su gloria, Lavalle, mayor entonces, osó replicarle con entereza. “Estoy habituado a fusilar generales insubordinados”, díjole colérico el libertador. “Esos generales, exclamó Lavalle, no tenía espada como ésta.” El mariscal Arenales, instruido por falsos informes, le increpó delante de oficiales el haber abandonado su puesto frente al enemigo; siendo así que había avanzado y acuchillado a los realistas en Pasco. El cargo era una especie de muerte de vergüenza para Lavalle. Muerte por muerte, él la desafió de veras tomando a su general por el brazo y dándole un mentís estupendo. Arenales lo llamó a poco, y en presencia de los mismos oficiales lo felicitó por el triunfo de Pasco. Lavalle se inclinó ante el mimado de San Martín, y le presentó sus excusas. “Si usted no hubiese procedido así, le dijo Arenales, lo habría hecho fusilar inmediatamente.” En épocas medioevales, Lavalle habría ostentado brillante empresa en su escudo; que en justas galantes y en lides de romance, habríale disputado e paso al primer barón cristiano, y lanzándose adelante, sable en mano, y el pecho dilatado con los alientos del combate, para satisfacer las grandes exigencias de su idealismo heroico. En la persecución de Chacabuco, trabóse en singular combate con un arrogante granadero español; y en Río Bamba, repelido tres veces por un enemigo muy superior, llevó todavía otra carga hasta quedar vencedor. Tal era el hombre que, como jefe de los unitarios, por la primera vez en su vida debía mandar a sus gloriosos soldados a derramar sangre de los hermanos y a morir a manos de éstos.

El gobierno tocó todos los medios para atraerse las tropas que debían producir el movimiento; pero las cosas habían llegado a tal grado, que la situación sólo podía despejarse a condición de que el gobernador Dorrego la abandonase a sus adversarios, poniéndose fuera del alcance de éstos. Los allegados de Dorrego tentaron como último recurso el neutralizar los principales jefes comprometidos en la revolución; y la tradición ha conservado episodios de esos días, por los cuales se ve que hasta las mujeres tomaron parte en la política revolucionaria.

Se sabía que el coronel Olavarría era el principal apoyo del general Lavalle, así por su bravura legendaria como por el sencillo cariño que le profesaba a éste, a cuyo lado siempre batalló. (…)

Al amanecer del 1º de diciembre de 1828, el general Lavalle y el coronel Olavarría, al frente de la infantería y caballería de la 1ª. División del ejército, penetraron en la plaza de la Victoria, después de guarnecer los puntos más importantes de la ciudad. Todos los directoriales y unitarios acudieron a vitorear al general Lavalle. Este explicó la presencia de las tropas declarando que venía a apoyar la voluntad del pueblo, y después de dejarlas a cargo del coronel Olavarría, se dirigió al Cabildo acompañado de los hombres que figuraron en el gobierno de la presidencia. Sin elementos para contrarrestar la fuerza de línea, el gobernador Dorrego abandonó la fortaleza y se dirigió al campamento del coronel Juan Manuel de Rosas, quien le entregó las milicias de su mando, en número de 1000 hombres, incluyendo los indígenas sometidos. Los ministros Guido y Balcarce comunicaron a Lavalle la ausencia del gobierno, y éste declaró al emisario, el general Enrique Martínez, que, puesto que el gobierno había caducado de hecho, invitaría al pueblo para que deliberase acerca de lo que debía hacerse.

En esa misma tarde se reunieron en la capilla de San Roque buen número de vecinos conocidos de Buenos Aires y de partidarios de la revolución. Ninguna de las muchas revoluciones que se sucedieron en Buenos Aires desde el año 1810, si se exceptúa la de 8 de octubre de 1812, habíase operado por los auspicios del ejército. Este fue, cuando más, fuerza concurrente, y se componía principalmente de las milicias urbanas, divididas por las pasiones del momento. Pero  no fue fuerza suficiente, como en la revolución del 1º de diciembre de 1828. De no ser esta circunstancia, la Asamblea en el templo de San Roque, por sus exteroridades teatrales y por las formas del procedimiento, era un remedo de las que tenían lugar durante la anarquía del año XX, cuando cada día había un pueblo dispuesto a darse nuevas autoridades. El doctor Agüero, ex ministro de la presidencia, explicó las razones del movimiento, ajustando los hechos a las exigencias de su retórica, y declarando con énfasis triunfante que era el pueblo quien debía resolver lo que se haría. Después de muchas proposiciones, “el pueblo” aclamó al general Lavalle gobernador provisorio de la Provincia y votó la convocatoria a elecciones de los diputados que debería nombrar el gobernador propietario.

A la noticia de que el gobernador Dorrego reunía fuerzas en la campaña para sostener su autoridad, el general Lavalle delegó el mando en el almirante Brown, y al frente de 500 veteranos de caballería se dirigió en busca de aquel; siendo, por lo demás, infructuosa la conciliación propuesta los señores Guido y Anchorena, sobre la base de la renuncia de Dorrego y nombramiento de Alvear. No obstante que su fuerza se componía de grupos más o menos numerosos de milicianos sin organización, y de que el coronel Rosas opinaba que por el momento debía internarse en la campaña y reunir fuerzas respetables, el gobernador se propuso esperar al general revolucionario. He aquí cómo, después de muchos años, da cuenta de esto el mismo Rosas: “Al ponerme con esos grupos a sus órdenes y pedirme S.E. opinión, le dije que sin pérdida de tiempo me ordenara dirigirme al Sur, para formar allí un cuerpo de ejército que aumentaría cada día en número y organización; que S.E. tomara los grupos del Norte, y se dirigiera esa misma noche a esa campaña. Si el general enemigo, agregué, sigue a V.E., yo le llamaré la atención por la retaguardia, para obligarlo a volver sobre la fuerza de mi mando… Ni V.E. ni yo debemos admitir una batalla, en la seguridad de que a la larga las tropas de línea de que se compone el ejército enemigo, quedarían reducidas a nada. S.E. aprobó mi plan, y me dio sus órdenes de conformidad, delante de dos jefes de crédito. Pero me obligó a que lo acompañase esa noche hasta Navarro, para de allí irme al Sur y él al Norte. Tuve que obedecerle. Esa marcha fue un desorden. No pude encontrar esa noche a S.E. cerca de Navarro para despedirme y decirle no debíamos parar; porque si el enemigo había trasnochado como nosotros, nos atacaría, sin darnos tiempo para retirarnos en orden”.

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Raúl Alfonsín: “Tenemos un método: la democracia para la Argentina. Tenemos un combate: vencer a quienes desde adentro o desde afuera quieren impedir esa democracia”

El 10 de diciembre de 1983 el doctor Raúl Alfonsín asumió la presidencia del país, poniendo fin al autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional”, una dictadura de más de siete años, que tuvo como consecuencia la persecución y desaparición de 30.000 personas. Para recordarlo hemos seleccionado su mensaje presidencial del 10 de diciembre de 1983, donde aborda los ejes centrales de su gestión.

Fuente: Mensaje presidencial del Dr. Raúl Alfonsín a la Honorable Asamblea Legislativa, Buenos Aires, Imprenta del Congreso de la Nación, 1983.

Honorable Congreso de la Nación:

Venimos a exponer a vuestra honorabilidad cuáles son los principales objetivos del gobierno en los diversos terrenos en que debe actuar: la política nacional e internacional, la defensa, la economía, las relaciones laborales, la educación, la salud pública, la justicia, las obras de infraestructura, los servicios públicos y todas las otras cuestiones que reclaman la atención del pueblo, de los gobernantes y de los legisladores.

Pero queremos decir, también, que entre todas las áreas habrá un enlace profundo y fundamental: que una savia común alimentará la vida de cada uno de los actos del gobierno democrático que hoy se inicia: la rectitud de los procedimientos.

Hay muchos problemas que no podrán solucionarse de inmediato, pero hoy ha terminado la inmoralidad pública.

Vamos a hacer un gobierno decente.

Ayer pudo existir un país desesperanzado, lúgubre y descreído: hoy convocamos a los argentinos, no solamente en nombre de la legitimidad de origen del gobierno democrático, sino también del sentimiento ético que sostiene a esa legitimidad.

Ese sentimiento ético constituye uno de los más nobles movimientos del alma. Aún el objetivo de construir la unión nacional debe ser cabalmente interpretado a través de la ética.

Ese sentimiento ético, que acompañó a la lucha de millones de argentinos que combatieron por la libertad y la justicia, quiere decir, también, que el fin jamás justifica los medios. Quienes piensan que el fin justifica los medios suponen que un futuro maravilloso borrará las culpas provenientes de las claudicaciones éticas y de los crímenes. La justificación de los medios en función de los fines implica admitir la propia corrupción, pero, sobre todo, implica admitir que se puede dañar a otros seres humanos, que se puede someter al hambre a otros seres humanos, que se puede exterminar a otros seres humanos, con la ilusión de que ese precio terrible permitirá algún día vivir mejor a otras generaciones. Toda esa lógica de los pragmáticos cínicos remite siempre a un porvenir lejano.

Pero nuestro compromiso está aquí, y es básicamente un compromiso con nuestros contemporáneos, a quienes no tenemos derecho alguno de sacrificar en función de hipotéticos triunfos que se verán en otros siglos.

Nosotros vamos a trabajar para el futuro. La democracia trabaja para el futuro, pero para un futuro tangible. Si se trabaja para un futuro tangible se establece una correlación positiva entre el fin y los medios. Ni se puede gobernar sin memoria, ni se puede gobernar sin la capacidad de prever, pero prever para un tiempo comprensible y no para un futuro indeterminado. Los totalitarios piensan en términos de milenios y eso les sirve para erradicar las esperanzas de vida libre entre los seres humanos concretos y cercanos. Los problemas que debemos prever son, a lo sumo, los de las siguientes dos generaciones.

Como dijo Juan XXIII, más allá de eso no hay conclusiones seguras y los datos son demasiado inciertos u oscilantes, lo que puede justificar la investigación, pero no la acción política.

Si separamos a la política de su arraigo en el tiempo, impedimos que lleguen a la política los ecos del dolor humano. Ni la crueldad actual, ni la inmoralidad actual, ni la claudicación actual, garantizan un futuro feliz.

La justificación de los medios por el fin constituye la apuesta demencial de muchos déspotas e implica el abandono de la ética política.

Mediremos, en consecuencia, nuestros actos para no dañar a nuestros contemporáneos en nombre de un futuro lejano. Pero nos empeñaremos, al mismo tiempo, en la lucha por la conquista del futuro previsible, porque negarnos a luchar por mejorar las condiciones en que viven los hombres, y por mejorar a los hombres mismos, en términos previsibles, sería hundirnos en la ciénaga del conformismo. Y toda inacción en política, como dijo el actual pontífice, sólo puede desarrollarse sobre el fondo de un gigantesco remordimiento. La acción, ya sabemos, no llevará a la perfección: La democracia es el único sistema que sabe de sus imperfecciones.

Pero nosotros daremos de nuevo a la política la dimensión humana que está en las raíces de nuestro pensamiento.

Vamos a luchar por un Estado independiente. Hemos dicho que esto significa que el Estado no puede subordinarse a poderes extranjeros, no puede subordinarse a los grupos financieros internacionales, pero que tampoco puede subordinarse a los privilegiados locales. La propiedad privada cumple un papel importante en el desarrollo de los pueblos, pero el Estado no puede ser propiedad privada de los sectores económicamente poderosos.

Las oligarquías tienden siempre a pensar que los dueños de las empresas o del dinero tienen que ser los dueños del Estado. Ya vimos eso una vez más en los últimos años. Otros, a su vez, piensan que el Estado debe ser el dueño de todas las empresas.

Nosotros creemos que el Estado debe ser independiente: ni propiedad de los ricos, ni propietario único de los mecanismos de producción.

La independencia del Estado presupone dos condiciones fundamentales.

Por un lado, el protagonismo popular.

¿De dónde sacaría, si no, fuerzas el Estado para mantener su independencia? La democracia será desde el primer momento, una fuerza movilizadora. La democracia moviliza siempre, mientras que el régimen desmoviliza. El régimen se ocupa de la desmovilización de la juventud. Se ocupa, por ejemplo, de transformar las universidades en enseñaderos. La democracia atiende a la movilización de la juventud en torno de los problemas generales y de sus problemas específicos.

Por otra parte, requiere la moralidad administrativa, la conducta de los gobernantes. Seremos más que una ideología, una ética. La lucha contra los corruptos, contra la inmoralidad y la decadencia es el reaseguro del protagonismo popular. Las dos cosas, en realidad, van juntas: no se puede luchar contra la corrupción, que está en las entrañas del régimen, sino a través del protagonismo popular, pero no se puede preservar el protagonismo popular sin sostener una política de principios, una ética que asegure su perduración.

¿De qué serviría el protagonismo popular, de qué serviría el sufragio, si luego los gobernantes, elegidos a través del voto, se dejaran corromper por los poderosos? El sufragio tiene diversos sentidos simultáneos. Por una parte, el voto implica la posibilidad de que gobierne el pueblo y de que el Estado sea independiente. Por otra parte, expresa la existencia de una regla para obtener legitimidad, ya que el pueblo no puede expresarse por sí mismo y el llamado espontaneismo nunca existe en la realidad. A través del sufragio, el pueblo tiene la forma de elegir a sus gobernantes y a sus representantes.

No puede elegirnos a través del motín. La violencia está inhabilitada para ser la forma permanente de manifestación del cambio.

Venimos de un movimiento que no luchó en 1890 para ser gobierno, porque eso hubiera implicado establecer el principio de que el poder, como decían los guerrilleristas de hace diez o doce años, estaba en la boca de los fusiles. Al gobierno no se lo podía elegir a través de un levantamiento, por popular que fuese. Se luchó para que hubiese elecciones libres.

La creencia en los métodos violentos para tomar el poder y ejercerlo implica que son razonables los puntos de vista de quienes manejan mejor las armas, o de quienes están más armados. Ese concepto fue objetado ya desde 1890, y fue objetado en medio de una revolución. La violencia era el régimen, y esa violencia del régimen no debía ser reemplazada por otra de distinto signo, sino por el sufragio.

Históricamente nos opusimos a que una pequeña minoría de la población considerada a sí misma como población combatiente, eligiera al gobierno en reemplazo del pueblo. Por eso luchamos para defender el derecho a elegir el gobierno, pero sólo para defender el derecho del pueblo a elegirlo. Esa distinción rechaza desde siempre a la filosofía de la subversión. Pero debe tenerse en cuenta que la Constitución y las leyes son subvertidas, también, por minorías armadas, que reemplazan la ley por las balas, tanto a través del guerrillerismo, como a través del golpismo. Por eso, señalamos categóricamente que combatimos el método violento de las élites, derechistas o izquierdistas.

En un contexto internacional cada vez más interdependiente, el sufragio garantiza la inserción de la Argentina en el mundo como nación independiente, mientras que la violencia de uno u otro signo impide la inserción del país en el mundo o lo convierte en teatro de operaciones donde los actores pierden su propia iniciativa y el Estado en consecuencia, pierde su independencia, arriesgando que el gobierno emergente de esa lucha no sería ya decidido por la población sino por el acuerdo o desacuerdo en la mesa de negociaciones de las superpotencias.

Además, la fuerza pura carece de capacidad para engendrar legitimidad, y por eso las dictaduras de derecha, aunque apoyadas por algunos capitales monopólicos, terminan aisladas también del mundo y se condenan inevitablemente al fracaso.

El método violento de las élites de derecha o de izquierda se justifica a sí mismo con el triunfo definitivo y final, absoluto, de una ideología sobre otra y de una clase sobre otra.

La democracia aspira a la coexistencia de las diversas clases y actores sociales, de las diversas ideologías y de diferentes concepciones de la vida. Es pluralista, lo que presupone la aceptación de un sistema que deja cierto espacio a cada uno de los factores y hace posible así la renovación de los partidos y la transformación progresiva de la sociedad.

El voto es la vía elegida en contra de la posesión monopólica del Estado y del país por parte de los poderes económicos o financieros y también en contra de la posesión monopólica del Estado y del país por un grupo armado, cualquiera sea la excusa con que se apodere de los resortes básicos de una comunidad.

El sufragio, por definición, constituye un límite para los sectores privilegiados y, como instrumento de las mayorías, tiende a lograr una mayor justicia distributiva.

El sufragio hace posible la resolución pacífica de las controversias en la sociedad y, al proveer de la única legitimidad pensable al Estado, favorece la continuidad de las instituciones republicanas y de las doctrinas en que ellas se asientan.

La Argentina pudo comprobar hasta qué punto el quebrantamiento de los derechos del pueblo a elegir sus gobernantes implicó siempre entrega de porciones de soberanía al extranjero, desocupación, miseria, inmoralidad, decadencia, improvisación, falta de libertades públicas, violencia y desorden.

Mucha gente no sabe qué significa vivir bajo el imperio de la Constitución y la ley, pero ya todos saben qué significa vivir fuera del marco de la Constitución y la ley.

Honorable Congreso:

La voluntad del pueblo, a través de sus representantes, se hace presente hoy en este augusto recinto par dar testimonio de que se inicia en estos instantes una nueva etapa de nuestra vida nacional.

La noción de ser protagonistas de este nuevo comienzo, que será definitivo, nos inspira a todos un sentimiento de responsabilidad acorde con el esfuerzo que hoy emprendemos juntos, y nos infunde el valor para afrontar un conjunto de dificultades muy graves que acosan a nuestra patria.

Esas dificultades son múltiples e inmensas, bien lo sabemos, pero vamos a salir adelante, con la fe y el empuje necesarios, porque tenemos sin duda los recursos, la voluntad y el coraje. Y sobre todo, porque en este empeño estamos todos unidos.

Al traer en este acto solemne la palabra del Poder Ejecutivo, invocando la legitimidad de nuestra investidura constitucional, que es la única fuerza indiscutible con que puede respaldarse la autoridad ante un pueblo que es libre y ha sabido demostrarlo, venimos a enunciar, muy someramente, nuestro programa de acción inmediata y nuestros principales objetivos, contenidos en una clara plataforma política que la mayoría del país ha hecho suya. A vuestra honorabilidad, como titular del Poder Legislativo de la Nación y representación fiel de la opinión popular, compete a partir de ahora la tarea superior de dar al país los instrumentos legales para la realización de las "reformas prometidas" a que alude, con visionaria anticipación histórica, el artículo 88, inciso 11, de la Constitución Nacional. El Estado en que las autoridades constitucionales reciben el país deplorable y, en algunos aspectos, catastrófico, con la economía desarticulada y deformada, con vastos sectores de la población acosados por las más duras manifestaciones del empobrecimiento, con situaciones sociales que reflejan crudamente el impacto de la miseria, con un endeudamiento de insólito volumen y de origen muchas veces inexplicable, que compromete gran parte de los recursos nacionales para un largo futuro, con una inflación desbordada cuyos efectos son una verdadera afrenta para los hombres que producen y trabajan, con un clima de arbitrariedad, atropello e incertidumbre creado por la absurda pretensión de gobernar por el miedo y la prepotencia, con la cultura postergada y perseguida en muchas de sus expresiones, con la educación y la salud relegadas a un segundo plano y consiguientemente convertidas en privilegio de los menos, con una situación internacional agravada por decisiones irresponsables cuyas consecuencias se transfirieron imprudentemente a un futuro y que ahora vienen a depositarse en nuestras manos; con la carga afligente de todos esos males, cuya cuenta precisa y detallada puede ser excusada aquí por ser bien conocida, tendremos que enfrentarnos, a partir de hoy, no sólo a la tarea de corregirlos y eliminarlos para siempre, sino a la de echar los cimientos de la Argentina libre, grande, próspera, fraterna y generosa que queremos. Y lo hacemos, desde luego, juntos y unidos en esa decisión reparadora que todos compartimos.

Esa decisión, repito, que tiene que ser, que ya es, el motor que impulsa nuestra marcha hacia delante. Si enorme es el desafío, inmensa debe ser nuestra voluntad. Si algo podemos prometer hoy, sin temor a errar, es que esa voluntad, tan firme y tan constante como las circunstancias lo requieran, no habrá de faltarnos nunca.

Vamos a establecer definitivamente en la Argentina la democracia que todos los argentinos queremos, dinámica, plena de participación y movilización popular para los grandes objetivos nacionales, en el marco bien definido pero históricamente flexible de nuestra Constitución, que garantiza todos los derechos, todas las libertades, todos los avances sociales y culturales del mundo moderno, a la vez que asegura la responsabilidad de los gobernantes ante el pueblo a través de los mecanismos jurídicos y políticos de control que la misma Constitución ha previsto, y de la periódica renovación de los poderes mediante el ejercicio del sufragio.

Vamos a vivir en libertad. De eso, no quepa duda. Como tampoco debe caber duda de que esa libertad va a servir para construir, para crear, para producir, para trabajar, para reclamar justicia - toda la justicia, la de las leyes comunes y la de las leyes sociales -, para sostener ideas, para organizarse en defensa de los intereses y los derechos legítimos del pueblo todo y de cada sector en particular. En suma, para vivir mejor; porque, como dijimos muchas veces desde la tribuna política, los argentinos hemos aprendido, a la luz de las trágicas experiencias de los años recientes, que la democracia es un valor aún más alto que el de una mera forma de legitimidad del poder, porque con la democracia no sólo se vota, sino que también se come, se educa y se cura.

Termina hoy el estéril tutelaje sobre los habitantes de este país.

Eso quiere decir que el gobierno retoma su tradición como defensor del estado de derecho y de las libertades públicas y quiere decir, también, que los ciudadanos reasumen el pleno ejercicio de sus responsabilidades.

En la Argentina existió una larga tradición de libertades públicas, oscurecida durante los últimos años por la arbitrariedad y la irracionalidad.

Esto llevó al miedo, a la indiferencia producida por ese miedo, a la ausencia de participación de los argentinos en los problemas de los argentinos, a la falta de renovación en las personas, a la asfixia de la imaginación.

La teoría de la seguridad fue esgrimida para evitar la vida libre, sincera, franca y espontánea de nuestra gente.

La aceptación de esa teoría implicó el pago de un precio muy alto por una seguridad que jamás puede alcanzarse sin la participación popular, aún a costa del desorden de superficie. Hemos vivido, así, bajo el pretexto de la seguridad, en una inseguridad monstruosa y bajo el predominio de las ideas que privilegiaban a la autoridad en una virtual acefalía del gobierno, en una feudalización del poder, en una increíble confusión sobre los roles que correspondían a cada uno de los engranajes del Estado.

La seguridad, sin libertad, pierde todo su contenido. Los argentinos no se sentían seguros y sabían que podían ser detenidos, o aun sufrir peor suerte, sin posibilidad alguna de defenderse. Los órganos supremos del Estado dividiéndose entre sus componentes, agrupándose, disolviéndose o reapareciendo sucesivamente; los argentinos expuestos a la muerte o muriendo efectivamente sin participar de ninguna de las decisiones; todo eso era lo contrario de la verdadera seguridad, que se nutre de la libertad y de la responsabilidad.

Nuestra filosofía se basa en ideas distintas: la seguridad del Estado no puede sostenerse sobre la inseguridad de la comunidad nacional. Nosotros privilegiaremos, por lo tanto, la plena vigencia de los derechos humanos y la necesidad de desmantelar el aparato represivo para que solamente las instituciones naturales, modernas y eficientes de la justicia y de los organismos que deben servirla en el marco de la legitimidad se hagan cargo de los complejos problemas de la sociedad moderna, problemas cuya gravedad no se nos escapa.

El pasaje a la libertad requiere una creciente comprensión de los ciudadanos sobre la importancia de cada uno de los actos que influyen sobre el conjunto social. Las libertades concretas implican libertades sociales, acceso a la educación, posibilidad de justicia igualitaria, derecho a la salud, resguardo de su intimidad y también, por supuesto, derecho al orden que el gobierno democrático garantizará con los medios que las leyes ponen en sus manos.

El país ha vivido frecuentemente en tensiones que finalmente derivaron en la violencia espasmódica del terrorismo subversivo y una represión indiscriminada con su secuencia de muertos y desaparecidos.

La lucha entre sectores extremistas, así como el terrorismo de Estado, han dejado profundas heridas en la sociedad argentina.

La manera de restañar esas heridas no puede girar en torno a venganzas o resentimientos que serían innobles en sí mismos, cuando no inmorales en muchos casos, en cuanto pudieran comprometer al destino del país en estériles fijaciones sobre el pasado. Pero la democracia tampoco podría edificarse sobre la claudicación, actuando como si aquí no hubiera ocurrido nada.

Se propiciará la anulación de la ley de amnistía dictada por el gobierno militar y se pondrá en manos de la justicia la importante tarea de evitar la impunidad de los culpables. La justicia, asimismo, tendrá las herramientas necesarias para evitar que sean considerados del mismo modo quienes decidieron la forma adoptada en la lucha contra la subversión, quienes obedecieron órdenes y quienes se excedieron en su cumplimiento.

Más allá de las sanciones que pudiera determinar la justicia, el gobierno democrático se empeñará en esclarecer la situación de las personas desaparecidas.

Esto no exime de tremendas responsabilidades al terrorismo subversivo, que debió haber sido combatido con los medios que la civilización actual pone en manos del Estado y no a través del empleo de medios similares a los condenados por el conjunto de la comunidad nacional.

Vamos a emplear la sensatez, los métodos correctos y los sanos principios.

Ellos nos harán fuertes, demostrarán al mundo que en la Argentina existe una democracia que no está dispuesta a renunciar a sus razones de ser.

Si, por una hipótesis, se abandonara el camino de la ley, quienes lograran ese propósito tendrían un éxito político inicial con qué contar.

No se puede vencer en el terreno de la fuerza si se carece de la razón. Nosotros queremos tener razón para ser fuertes.

En la vida democrática, los ciudadanos tendrán la tranquilidad que necesitan. La democracia es previsible, y esa previsibilidad indica la existencia de un orden mucho más profundo que aquél asentado sobre el miedo o el silencio de los ciudadanos.

La previsibilidad de la democracia implica elaboración y diálogo.

Estamos cargados de ideales y de sueños que vamos a realizar en forma honesta y razonable. Contamos con la amplia y comprensiva disposición al diálogo de la oposición, que está demostrando desde ahora la generosidad y patriotismo con que, a través de la crítica, colaborará en la consolidación del proyecto democrático. Ese espíritu de unidad nacional que hace vibrar a todo el país no excluirá, sin duda, tempestuosos debates y agrios enfrentamientos de coyuntura que nutrirán al estilo republicano triunfante ya en el país.

El diálogo, para ser efectivo, será un diálogo real que presupondrá el reconocimiento de que no tenemos toda la verdad, de que muchas veces habremos de equivocarnos y que hemos de cometer errores humanos.

¿Para qué escucharíamos si no estuviéramos dispuestos a rectificar conductas? ¿Para qué rectificaríamos conductas si no pensáramos que ellas pueden ser equivocadas en algunos casos? El país está enfermo de soberbia y no está ausente del recuerdo colectivo la existencia de falsos diálogos, que, aun con la buena fe de muchos protagonistas, no sirvieron para recibir ideas ajenas y modificar las propias.

El diálogo no es nunca la sumatoria de diversos monólogos sino que presupone una actitud creadora e imaginativa por parte de cada uno de los interlocutores.

El gobierno nacional incita a lleva a cabo una cruzada horizontal y vertical de democratización sobre la base de una acción renovada de los partidos políticos, de las asociaciones intermedias y de cada uno de los ciudadanos, en forma de permitir que los sistemas de fuerzas que anidan en la sociedad argentina se articulen en una convivencia pacífica y creadora.

La democracia no se establece solamente a través del sufragio ni vive solamente en los partidos políticos.

La democracia necesitará que el conjunto de la sociedad exprese aún las temáticas específicas desde el compromiso representativo y republicano.

No desconocemos la existencia de instituciones cuya tremenda trascendencia espiritual orienta la vida cotidiana de millones de argentinos, ni la existencia de asociaciones intermedias. Unas y otras podrán colaborar en el gran debate nacional como partícipes de la forma de vida democrática, sin que se descarte la existencia de nuevos canales para expresar la compleja realidad de nuestro tiempo, pero en el reconocimiento, siempre, de que los objetivos de la Nación, a través de sus representantes, y no de acuerdos dominantes o corporativos entre sectores, realizados con prescindencia de las legítimas representaciones o, aún, como ha ocurrido en este país, en contra de las legítimas representaciones. Si sabemos orquestar la ponderada y equilibrada conjunción de tales manifestaciones y atender a las legítimas preferencias que profesa una Argentina integrada y viva, sin compartimientos estancos, sin partes invisibles o secretas, iremos configurando un Estado dinámico, eficaz y sano, nutrido por una comunidad libre y creativa.

Nuestro gobierno no se cansará de ofrecer gestos de reconciliación, indispensables desde el punto de vista ético e ineludibles cuando se trata de mirar hacia adelante.

Sin la conciencia de la unión nacional será imposible la consolidación de la democracia; sin solidaridad, la democracia perderá sus verdaderos contenidos. Esta llama debe prender en el corazón de cada ciudadano, que debe sentirse llamado antes a los actos de amor que al ejercicio de los resentimientos.

Habrá libertad en la Argentina, y habrá también orden. El orden presupone el rechazo de las violencias particulares, pero no solamente de la violencia terrorista sino también de la violencia que se perpetra sobre el alma de los argentinos para tratar de empujarlos hacia las ideas autocomplacientes y decadentes.

El gobierno democrático también impulsará una vigencia efectiva del federalismo constitucional.

Nuestra Ley Fundamental estableció un sistema de poderes articulado en torno a un Poder Ejecutivo fuerte compensado por un Poder Judicial también fuerte e independiente y un Poder Legislativo con representación activa del pueblo y de las provincias.

Sin embargo, el federalismo fue reemplazado parcialmente - y no solamente bajo gobiernos de facto - por un centralismo absorbente y muchas veces irracional aun desde el punto de vista de sus propios fines.

Ese centralismo fue succionando desde las migraciones interiores hasta los contenidos económicos pasando por un verdadero arrasamiento cultural del interior y llevando a la constante deformación de la vida nacional.

Esa tendencia debe ser revertida a través de una sincera lealtad para con las distintas regiones del país.

Las provincias volverán a asumir su histórico papel fundador de la nacionalidad, despolarizando el desarrollo hasta convertirlo en razonablemente homogéneo, de acuerdo a las necesidades y características de cada zona geográfica de la República pero siempre en forma tal que no existan más beneficiados por los avances de la civilización en una zona y olvidados del destino en la otra.

Esto implicará una nueva dignidad en el pacto federal. Las provincias no necesitarán más asumir tácticas que muchas veces implicaron la aceptación del predominio de las grandes ciudades portuarias. La existencia de provincias fuertes, seguras de sus propios méritos, es también indispensable para la vida en condiciones justas.

El gobierno democrático cumplirá con la obligación constitucional de informar al pueblo sobre lo que ocurre en el país.

El cumplimiento de esa obligación constitucional implica que la oficialización de la mentira, de los secretos inútiles y de las verdades a medias ha terminado en la Argentina.

Todos los habitantes de esta República podrán saber lo que ocurre, sin que la información vuelva a ser jamás reemplazada por una guerra psicológica que se perpetró contra el pueblo argentino, generando una verdadera muralla de incomunicación entre los gobernantes y los gobernados e impidieron así la realimentación de un circuito que sirve a la gente común, con derecho para juzgar y opinar, pero que también sirve a las mismas autoridades.

En la administración de los medios transitoria o definitivamente en manos del Estado, así como en la administración de la agencia oficial de noticias, existirá juego limpio; los instrumentos del Estado no son propiedad privada de los gobernantes ni de un partido, sino de todos los argentinos.

A través de esos medios, así, se expresará la natural pluralidad de la república democrática, a través de todos sus matices.

Terminó la confusión entre organismos oficiales, o momentáneamente intervenidos por el gobierno y organismos oficialistas. A través de todas las vías en que pueda influir, el gobierno transmitirá la natural diversidad de opiniones de los ciudadanos, sin cesuras ideológicas y sin discriminaciones.

Y esta decisión de cumplir con nuestro deber, como corresponde, se fundamenta también en razones prácticas; en primer lugar, nosotros mismos necesitamos de la constante realimentación del circuito informativo para saber en cada momento cómo reaccionan los distintos sectores de la opinión pública; en segundo lugar, porque la razón de ser de un gobierno constitucional y democrático implica el reconocimiento de la diversidad. Si negáramos u ocultáramos esa diversidad, negaríamos u ocultaríamos nuestras razones de vivir y de luchar.

El ciudadano común percibirá, de la mañana a la noche, la diferencia entre el autoritarismo y la democracia. Puedo asegurar que seremos totalmente honestos, desde el punto de vista intelectual, en la administración de los medios de comunicación en manos del Estado y que ellos serán conducidos no solamente con limpieza administrativa sin o con limpieza política, de modo que nunca más alguien tenga que rechazar o subvalorizar una noticia por provenir de un canal oficial y que nunca más nadie pueda suponer que se retacea la información completa a que tienen derecho.
El ejercicio de la libertad será también didáctico, otorgando razones para que los argentinos se sientan coparticipes responsables de la vida de su país y puedan, así, imaginar nuevas soluciones, nuevos caminos, corrigiendo, proponiendo o estimulándolos.

Planificación democrática y administración pública

Frente a la nueva coyuntura que vive el país, afirmamos nuestra convicción de superar los desaciertos y las inequidades del pasado, a la vez que la decisión de construir, con la colaboración de todos, un futuro para la Nación Argentina.

El país atraviesa un momento crucial de su historia nacional: la línea divisoria que separa una etapa de decadencia y disgregación de un porvenir de progreso y bienestar en el marco de la democracia. El restablecimiento del imperio de la ley debe redoblar nuestros esfuerzos para enfrentar creativamente los problemas del ahora. El desafío que tenemos por delante es grande; convertir la emergencia en la que nos encontramos en la oportunidad para reanimar las potencialidades de la sociedad, durante tanto tiempo sofocadas bajo el peso del autoritarismo.

Con la supresión de los obstáculos a la libertad y la participación, con la reactivación de la voluntad de cambio y superación, seremos los argentinos los que retomemos el control sobre nuestro propio destino a través de un diálogo constructivo.

De la firmeza en los propósitos, de la claridad en los objetivos, de la cohesión con la que nos sumemos a la empresa común, dependerá nuestra capacidad para afrontar la pesada herencia de un poder autoritario y de una crisis económica de magnitudes inéditas. Para contribuir a la tarea en la que se juega nuestro futuro como Nación pluralista, solidaria e independiente, levantamos nuestra concepción de una planificación democrática como instrumento adecuado. Ante las urgencias del momento actual y la necesidad de retomar el camino del progreso y el bienestar en preciso racionalizar el uso de recursos escasos, establecer las metas prioritarias, escoger entre las diversas opciones con el fin de sortear con éxito un contexto adverso, tanto en el plano interno como en el plano externo. La planificación democrática es un instrumento de carácter político. A través de ella, es la propia sociedad la que se guía a sí misma y define los caminos a seguir, sin tutelas autoritarias, en el ámbito de la participación de sus instituciones representativas. La concepción que inspira a la planificación democrática es la de un Estado que no busca sustituir a la sociedad sino interpreta sus anhelos, tal como se forman en los debates públicos mediante los que ella toma conciencia de sus aspiraciones y sus posibilidades y realiza sus opciones. Por ello, la planificación democrática no es un dispositivo centralizado y rígido. Antes bien, es un proceso abierto y continuamente renovado de adaptación al cambio en los recursos y las necesidades de la sociedad, dentro de las orientaciones permanentes de libertad, justicia social y soberanía.

En ese proceso, la tarea de los órganos de planificación del Estado es la elaboración de una imagen coherente que incorpore y sintetice las demandas colectivas, proyectándolas en una perspectiva de futuro. La finalidad del plan es doble. Por un lado, servir a la formulación de políticas públicas y otorgar transparencia a los actos de gobierno, de manera que la ciudadanía disponga de información para evaluar su gestión. Por otro, contribuir a movilizar el apoyo solidario de los diversos grupos sociales al esfuerzo que plantean las dificultades del presente y la construcción de un orden económico y social que garantice el crecimiento, el acceso de la población a los bienes públicos y la autonomía de decisión nacional. En este sentido, el plan habrá de fijar los lineamientos generales, preservando el margen de flexibilidad adecuado para que los órganos de gobierno y las instituciones representativas intervengan y decidan su implementación. El eficaz desempeño de la administración pública será indispensable para consolidar definitivamente la estabilidad del régimen republicano y la alternancia pacífica de gobiernos civiles y democráticos.

Para ello debe redefinirse el papel del Estado, que ha sido profundamente cuestionado y subvertido en estos últimos años. Tras el disfraz de un neoliberalismo eficientista, se forzó a la administración pública a ser cómplice de una intensa política intervencionista. Se agravó de este modo la tendencia a la concentración de ingresos y poder en beneficio de la minoría especuladora y agresiva que manipuló permanentemente al Estado, violentando para ello las preferencias profundas de sus cuadros.

No se trata entonces de apelar a paliativos ni a meros cambios organizativos o de procedimientos para resolver los problemas de nuestra administración pública. Tampoco puede guardarse silencio frente a la hondura de la angustia y el autocuestionamiento de sus cuadros mejor inspirados. Lo que se requiere es una profunda transformación que incluya la redefinición del papel del Estado, el establecimiento definitivo de una carrera administrativa y la puesta en marcha de un serio y prolongado proceso de reforma del aparato estatal que no sólo acompañe la democratización de la vida política del país sino que, además, profundice el cause democrático e impulse el desarrollo.

Es a partir de estas premisas, y concretando lo estipulado en nuestra plataforma electoral, que hemos creado en el ámbito de la Presidencia de la Nación la Secretaría de la Función Pública, organismo responsable de la promoción, gestión y seguimiento de las acciones orientadas a la transformación del Estado, a cuya actividad asignamos la mayor importancia.

Educación

El gobierno constitucional se ha propuesto, en otro de los campos que considera fundamentales para su acción reparadora, desarrollar una política educativa de clara inspiración nacional y democrática, basada en el concepto esencial de que el hombre es el gran protagonista y el destinatario final de todo el proceso formativo que se inicia en la niñez y culmina con la capacitación laboral y profesional y el acceso a las manifestaciones superiores de la cultura. La libertad, la dignidad de la persona humana, el genuino pluralismo de una convivencia sin discriminaciones ni opresiones son los valores centrales de ese proceso. Así, y particularmente en una nación como la nuestra, integrada por mujeres y hombres de distintos orígenes ancestrales pero unidos por una misma vocación nacional que se asienta en el común amor a la tierra compartida y en la participación libre en instituciones y modos de gobierno igualmente libres, la educación se constituye a la vez en una institución pública y un servicio social, que el Estado sostiene y presta a todos, con la colaboración de las instituciones que aportan su propio sistema educativo a través del pleno ejercicio del derecho constitucional de enseñar y aprender.

En lo que atañe a la función del Estado, reafirmamos los principios tradicionales de la enseñanza pública argentina, que ha de ser gratuita y obligatoria en los niveles de preparación básica, e inspirada en un claro propósito asistencial, de acuerdo con los lineamientos trazados un siglo atrás por la ley 1.420. Hoy, a la luz de los nuevos tiempos, auspiciaremos la incorporación al sistema de la educación preprimaria y la obligatoriedad progresiva de la enseñanza media. Además, tenemos muy en cuenta el valor esencial del docente como ejecutor de esta alta misión social, y no sólo nos proponemos garantizarle remuneraciones decorosas y régimen de tareas racional y adecuado sino también plena libertad intelectual y cívica, desterrando para siempre toda discriminación o persecución arbitraria. Los maestros para la libertad deben ser los primeros depositarios y realizadores de los valores de la libertad.

Es obvio que nuestra preocupación se dirigirá ante todo a reconstruir la escuela primaria, dotándola de los recursos indispensables para su correcto funcionamiento y estimulando su acción pedagógica y social por todos los medios.

El mismo criterio, con la adecuación correspondiente a las distintas modalidades y necesidades, inspirará nuestra acción en el nivel medio, donde además eliminaremos las trabas a la libre agremiación estudiantil, modernizaremos los programas ampliando los planes con salida laboral, y apoyaremos la acción de los docentes, facilitándoles su agremiación profesional, su participación cultural y la racionalización de sus sistemas de trabajo, tendiendo a la implantación del cargo de tiempo completo y de tiempo parcial.

Consideramos a la universidad como un órgano fundamental para la formación de una conciencia democrática y social en el país. Esta misión, de tan clara significación para la nacionalidad, debe cumplirla a la vez que ejerce su alto ministerio cultural e intelectual de centro de estudios, superiores y escuela de capacitación técnica y profesional. Para el gobierno de la universidad, hemos sostenido permanentemente los principios de la Reforma Universitaria iniciada en 1918, a los cuales adherimos con la convicción más absoluta de su constante e histórica vigencia. Los instrumentos legales que proyectaremos para poner en ejecución este compromiso, adquirido hace muchos años, se inspirarán en esos indeclinables principios y en las mejores experiencias argentinas de su aplicación. Retornaremos así a la idea ejemplificadora de que la universidad debe tener como objetivo formar hombres y mujeres al servicio de la Nación y no tecnócratas encasillados en sus profesiones.

No haremos ahora otra vez el penoso inventario de los males que ha padecido la universidad argentina en los años recientes. Sólo aseguramos que les pondremos inmediato remedio, implantando un régimen de gobierno y administración de las casas de estudio que se apoye en los principios reformistas de la conducción tripartita, el diálogo entre los claustros y, dentro de cada uno de éstos, el coloquio intelectual dinámico y fecundo y la democratización integral del sistema. A su tiempo y en este marco conceptual y ético, la universidad misma, operando con los instrumentos de su autarquía administrativa y su autonomía académica, reorganizará sus cuadros docentes mediante limpios concursos de antecedentes y oposición, con preeminencia de este último método, jerarquizará y modernizará sus actividades y se abrirá definitivamente a todos los jóvenes capaces, de todas las extracciones sociales, cuyo ingreso no se trabará con cupos ni restricciones arbitrarias. La vocación científica, el estudio serio, la adquisición de las idoneidades profesionales, se desarrollarán con libertad y dignidad en la nueva universidad argentina. Esa nueva universidad, libre, autónoma, creadora y hondamente convencida de su responsabilidad nacional, está convocada desde ya a integrarse enérgicamente en el magno esfuerzo que todos los argentinos emprendemos hoy para reconstruir las instituciones democráticas, poner en marcha el trabajo productivo, asegurar el bienestar del pueblo y cimentar la grandeza de la patria al amparo seguro de nuestra Constitución histórica.

Nuestro tiempo exige, por otra parte, que los gobiernos atiendan como asunto de primordial relevancia el desarrollo del saber científico puro y de sus aplicaciones tecnológicas. Para encauzar esta acción impostergable, hemos creado la Secretaría de Estado Ciencia y Técnica, que coordinará estas actividades en el Estado y en otros sectores, con el fin de utilizar e incrementar en grado óptimo el patrimonio nacional constituido por las inteligencias y los conocimientos de millares de especialistas, muchos de los cuales se encuentran actualmente radicados en el exterior por falta de oportunidades intelectuales en el país o para eludir absurdas discriminaciones.

No sólo estimularemos con todos los recursos disponibles las tareas de nuestros sabios e investigadores, sino que corregiremos definitivamente las prácticas discriminatorias del pasado. A ejemplo de los países más avanzados y libres del mundo, en la selección y formación de recursos humanos dedicados a la labor científico-técnica sólo se atenderá a la idoneidad y la capacidad profesional.

Otra preocupación básica será la de coordinar trabajos, investigaciones y programas científicos entre los diversos centros e instituciones del país, incluidas las universidades, promoviendo a la vez el intercambio tecnológico con los países latinoamericanos y del mundo en desarrollo, y el diálogo igualitario y práctico con los países de mayor adelanto en estas disciplinas, sin comprometer la capacidad autónoma de decisión nacional en cuanto a la adquisición o desarrollo de tecnologías.

La definitiva independencia de nuestro país sólo podrá lograrse cuando nuestro pueblo, en pleno ejercicio de su libertad, descubra su cultura, redescubriendo y reformulando su identidad nacional. En las últimas décadas, salvo breves oasis de libertad, la cultura argentina ha vivido cubierta bajo el imperio de la coacción, el elitismo y la uniformidad ideológica. Los gobiernos autoritarios extremaron la censura y la represión de nuestra sociedad, instituyeron el miedo, el silencio y la frivolidad, y acentuaron la desnacionalización de la cultura. Nuestro propósito es promover una acción descubridora, transformadora y reparadora que fortalezca una cultura popular, nacional y democrática. Así entendida, la cultura estará dirigida al conjunto del pueblo, en pleno respeto federal por el desarrollo de las culturas regionales, y no sólo a minorías supuestamente ilustradas.

El concepto de cultura nacional disuelve la disyuntiva entre cultura superior y cultura popular. Por eso el Estado promoverá, pero no determinará, las características de la cultura que estará al servicio de la identidad personal y nacional, y procurará ser un instrumento para la descentralización del poder.

No hay plenitud cultural en medio de la pobreza, la desposesión y el abandono del pueblo. No hay tampoco políticas culturales válidas si no se las articula coherentemente con la política educativa del Estado. Cultura y educación se realimentan constantemente.

Nuestro gobierno promoverá, pues, las actividades culturales, apoyará sistemáticamente su libre desarrollo e impulsará su proyección en el plano interno y externo, por considerarlo de interés nacional.

Todo esto se llevará a cabo disponiendo que todas las áreas y entes culturales sean dirigidos por expertos y profesionales de cada disciplina. Implementando un conjunto de medidas que salvaguarden los derechos del trabajador de la cultura en todos los órdenes (asistenciales, previsionales, intelectuales, etc.). Queda sobreentendido que también regirá la más absoluta libertad en el plano de las manifestaciones culturales, cuyo desarrollo sin trabas apoyaremos con entusiasmo, favoreciendo la proyección de las creaciones del espíritu nacional más allá de nuestras fronteras, en América Latina y en todo el mundo, con un claro sentido de recíproca apertura hacia las corrientes intelectuales y estéticas que van reflejando día a día la gran aventura cultural de la humanidad. En ningún caso, la acción del Estado en este campo implicará interferencias ni presiones ideológicas. Estamos convencidos de que sólo en libertad vive la cultura.

En esta Argentina democrática que hoy da sus primeros pasos, no habrá privilegios oficiales para determinadas tendencias o grupos, ni mucho menos "listas negras" u otras formas equivalentes de exclusión por motivos relacionados con la subjetividad de las ideas o con la trayectoria política de las personas. Damos por reiterados, en esta ocasión, los conceptos y propuestas ampliamente enunciados en la plataforma electoral que en su momento sometimos al juicio de la ciudadanía, y adelantamos nuestra decisión de llevar adelante todos los proyectos de apoyo allí esbozados para las tareas intelectuales, artísticas y culturales, y en particular para las que expresen contenidos nacionales y procuren aproximar a todos los sectores del pueblo al goce de las obras más calificadas del espíritu. [leer más]

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Dorrego, gobernador de la provincia de Buenos Aires

El 13 de diciembre de 1828 el coronel Manuel Dorrego, gobernador y capitán general de la provincia de Buenos Aires, moría fusilado por orden del general unitario Juan Galo de Lavalle. A continuación reproducimos un fragmento del libro de René Orsi, Dorrego y la unidad rioplatense, sobre la asunción de Dorrego como gobernador de Buenos Aires al frente de la dirección de la guerra y relaciones exteriores de las provincias y la disolución de la presidencia y del Congreso Nacional en agosto de 1827.
Fuente: René Orsi, Dorrego y la unidad rioplatense, La Plata, Subsecretaría de Cultura de la Provincia de Buenos Aires, 1991, págs. 264-266.

El domingo doce de agosto la Junta eligió a Manuel Dorrego como Gobernador y Capitán General de Buenos Aires, hablando en representación de los legisladores presentes, Manuel Hermengildo de Aguirre, quien en el Cabildo del 22 de mayo de 1810, teniendo a la sazón 24 años de edad, se había definido con uno de los votos más categóricos y significativos; sufragaron además por Dorrego otros representantes que aquel lejano 22 de mayo habían asumido la actitud verdaderamente revolucionaria de votar por la eliminación del virrey y la constitución de un gobierno patrio, es decir, los generales Juan Ramón Balcarce y Juan José Viamonte, el antiguo provincial de la Orden de los Dominicos, fray José Ignacio Grela, los doctores en leyes Vicente Anastasio de Echeverría y Felipe Arana, y el ex secretario de gobierno y hacienda durante el gobierno de Dorrego en 1820, Manuel Obligado.

A la hora doce del lunes trece de agosto, el coronel Dorrego prestó juramento ante la soberanía del pueblo en el recinto de la Legislatura, pronunciando enseguida estas palabras:

“Señor presidente, señores representantes: Vuestros votos me han llamado a un honroso pero arduo destino. Mas si algo tiene para mí de lisonjero es porque con él viene envuelta la feliz reorganización de nuestra provincia. Mi primer deber, y en consonancia con mis sentimientos, es felicitaros por tan próspero suceso. La confianza, señores, con que se me distingue es de tan gran peso que yo no me descargaré de ella, sino consagrando mis escasas luces y aún mi propia existencia a la conservación y aumento de nuestras instituciones, y al respeto y seguridad de las libertades. Para arribar a tan altos fines, mis medios de acción serán: religiosa obediencia de las leyes, energía y actividad en el cumplimiento de ellas, y deferencia racional a los consejos de los buenos. Señores Representantes: Para separarme del puesto que me habéis encargado no sólo sería suficiente la sanción vuestra, sino que idólatra de la opinión pública, si no soy bastante feliz para obtenerla, no aumentaré mi desgracia empleando ni  la fuerza para repelerla, ni la tenacidad e intriga para adormecerla. Resignaré gustoso un destino que no puede halagar al que se precia de recto, desde que el verdadero concepto público no secunde sus procedimientos. Nada más se puede exigir de mí: el resto es del resorte de la fortuna y de los mismos sucesos. Yo cuento con las luces y cooperación de los señores Representantes y espero la consonancia de todos los amantes del orden y prosperidad de nuestra Patria. Sin tal auxilio mis deseos serían estériles, mis esfuerzos impotentes. La época es terrible, la senda está sembrada de espinas. No es, pues, posible allanarla sin que cada cual concurra con el contingente de conocimientos y recursos contenidos en la esfera de su poder. Felizmente conozco demasiado el patriotismo y virtudes cívicas de todos mis conciudadanos para que ni por un instante pueda hacer lugar a una duda tan injuriosa. Animado con esta esperanza, entro a desempeñar el cargo con que habéis tenido a bien honrarme".

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Mao: "Nunca he creído que aquellos libritos míos posean tamaño poder milagroso"

El 26 de diciembre de 1893 nació en China Mao Tse-Tung, quien el 1º de octubre de 1949, proclamaría la República Popular China en Pekín. A continuación transcribimos una carta que escribiera a su mujer, donde le confiesa sus reflexiones y sus dudas respecto a su propio engrandecimiento.

Fuente: Carlos Astrada, Encuentro en la Dialéctica: Convivencia con Mao Tse Tung en el diálogo, Buenos Aires, Catari, 1994, págs. 93-95

Chiang Ching:

He recibido tu carta del 29 de junio. Sería mejor que te quedaras allí por algún tiempo tal como te lo aconsejan los camaradas Wei y Chen. Este mes tendré dos entrevistas con huéspedes extranjeros, y te haré saber donde estaré después de estos encuentros. Luego de salir de Wulin el 15 de junio, pasé más de diez días en una cueva del oeste, donde estuve poco informado. Desde mi llegada a este lugar de las Nubes Blancas y la Cigüeña Amarilla, el 28 de junio, han transcurrido diez días. Diariamente leo materiales y los encuentro todos muy interesantes. Un gran desorden conduce a un gran orden. Y otro tanto vuelve a suceder cada siete u ocho años. Los monstruos y demonios salen por sí solos a la palestra. Como lo determina su propia naturaleza de clase, no pueden actuar de otra manera. La dirección central del Partido está urgiendo para que se haga circular el discurso de mi amigo, a lo cual yo pienso dar mi consentimiento. En su discurso él se detiene en el problema del golpe de Estado. Nadie ha hablado jamás de este problema de la manera como él lo ha hecho. Ciertas formulaciones suyas no dejan de ponerme intranquilo. Nunca he creído que aquellos libritos míos posean tamaño poder milagroso. Ahora que él les ha hecho tanto bombo, todo el Partido y toda la nación siguen su ejemplo. Esto hace recordar a la abuelita Wang, aquella vendedora que exageraba la calidad de sus propios melones. Me veo obligado por ello a subir a Lingshan; al parecer, no puedo hacer otra cosa que darle mi conformidad. Es la primera vez en mi vida que, tratándose de una cuestión de importancia, accedo a la opinión de otros contra mi voluntad. Quizá esto pueda considerarse como algo independiente de la voluntad del hombre. Y Yan Chi, de la dinastía Tsin, era contrario a Liu Pang. Al llegar a Chegkao procedente de Luoyang, dijo suspirando: “Como no había héroes, se hizo famoso un sujeto mezquino”.

Lu Sin habló en términos similares sobre sus ensayos. Mi corazón late al unísono con el de Lu Sin. Me gusta su franqueza. Dijo que con frecuencia se hacía la disección de sí mismo más exigentemente que cuando lo hacía con los demás. Después de dar varios traspiés, he venido haciendo lo mismo que él. Mas los camaradas a menudo no creen es esta necesidad. Al mismo tiempo que tengo confianza en mí, siento cierta desconfianza hacia mí mismo. En mi adolescencia escribí: “Estoy convencido de que uno puede vivir doscientos años; a modo de vuelo de rocho, nadaré tres mil li de una sola brazada”.

Se ve qué aires me daba. A la vez, sin embargo, no confío mucho en mí mismo. Siempre me parece que, al igual que el mono se hace rey cuando no hay tigre en la montaña, yo me he convertido en un rey semejante. Pero no hay en esto eclecticismos; hay en mí algo de tigre, que es lo principal, y también algo de mono, que es lo secundario. En alguna ocasión cité unas frases sacadas de una carta escrita por Li Ku, de la Segunda Dinastía Jan, a Juan Chiung: “Lo que es alto se dobla pronto y lo que es inmaculado se ensucia con facilidad. Cuando se entona la canción La Blanca Nieve Primaveral, es poca la gente que puede corearla. Mientras más grande es el renombre de uno, más difícilmente concuerda con la realidad”.

La última frase se aplica exactamente a mi caso. Cité este trozo en una sesión del Comité Permanente del Buró Político. Es una cualidad valiosa conocerse a sí mismo. En la reunión de Jangchou del pasado abril, expresé mi desacuerdo con aquellas formulaciones de mis amigos. Pero, ¿de qué sirvió? Él repitió las mismas cosas en mayo en la reunión de Pekín, y la prensa fue aún más lejos dando visos de realidad a las fantasías. En estas circunstancias, no puedo hacer otra cosa que subir a Liangshan. Su verdadera intención, supongo, es servirse de un Chung Kui para combatir a los fantasmas. Así, en los años 60 del siglo veinte he llegado a ser contrario. Cuanto más se lo encumbra a uno, tanto más dura es su caída. Estoy preparado para quedar hecho añicos en una caída. ¡Pero esto tampoco es nada del otro mundo! La materia es indestructible; no puede ir más allá de ser pulverizada. La mayoría del centenar existentes en el mundo han dejado de creer en el marxismo-leninismo. Incluso han hecho añicos a Marx y a Lenin. Así, ¡qué no harán con nosotros! Te aconsejo que tú prestes atención a este problema, que no dejes que se te suban los éxitos a la cabeza y que tengas constantemente presente tus propios puntos débiles, defectos y errores. A este respecto, he hablado contigo no sé cuántas veces, y recordarás que te lo repetí en abril pasado en Shangai. Lo que he dejado escrito arriba suena un tanto a palabras siniestras. ¿¡No dicen lo mismo ciertos elementos antipartido!? Sin embargo, la diferencia entre la pandilla siniestra y yo reside en que ellos pretenden derrocar totalmente a nuestro partido y derrotarme a mí, mientras que yo no hago más que opinar que considero inapropiadas algunas de las formulaciones sobre el papel que estoy jugando. Lo que digo aquí no puede hacerse público en este momento. Como toda la izquierda y las grandes masas están hablando en un mismo lenguaje, el hacerlo público significaría echarles agua fría y ayudar a la derecha. Sin embargo, nuestra tarea actual consiste en derribar en lo fundamental (no en su totalidad, porque es imposible) a la derecha en todo el partido y en todo el país. Lo que es más, dentro de siete u ocho años, tendrá lugar otra campaña para barrer a los monstruos y demonios, y luego, habrá muchas otras barridas. Por eso no se puede dar a conocer por ahora estas casi siniestras palabras mías, y es difícil predecir cuándo se podrá hacerlo, pues lo que he dicho no será bien acogido por la izquierda y las grandes masas.

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Noticias

El Metropolitan de Nueva York deberá devolver piezas de Tutankamón

Unas 19 piezas pertenecientes a la tumba de Tutankamón serán repatriadas a Egipto luego de que el Museo reconociera oficialmente la veracidad de las investigaciones que sostenían que habían sido exportadas ilegalmente entre 1920 y 1940; en tanto el gobierno peruano intenta recuperar unas 46 mil piezas arqueológicas ilegalmente retenidas por la Universidad de Yale. A principios de noviembre, miles de personas se manifestaron en Perú para exigir la restitución de los objetos antiguos, pertenecientes a la antigua ciudadela inca de Machu Picchu, saqueada a comienzos del siglo XX.
Fuente: DiarioTiempo Argentino, jueves 11 de noviembre de 2010

Como prueba basta un botón

Pero no cualquiera. Se trata de un botón del uniforme francés del regimiento 79, la pieza clave en una investigación, que permitió constatar que el buque encontrado en Cádiz en 1999 en el Océano Atlántico, es el navío francés Fougueux (fogoso), que se hundió tras combatir en la batalla de Trafalgar en 1805. El botón con la inscripción “79” (que identificaba a ese regimiento) encontrado frente a la playa de Camposoto, en San Fernando, Cádiz, Además del botón, monedas francesas con la cara de Luis XVI, zapatos, un torniquete y 31 cañones, entre otros objetos.
Fuente: Diario El País, domingo 31 de octubre de 2010.

Exponen cartas inéditas de Mansilla sobre la batalla de la Vuelta de Obligado

Por primera vez, desde que un 20 de noviembre de 1845 el general Lucio N. Mansilla se enfrentara en la Vuelta de Obligado con la poderosa escuadra anglofrancesa, que intentaba obtener la libre navegación del río Paraná, se conocieron detalles sobre este episodio. Una exhibición de 120 cartas en el Museo del Sitio Batalla de Obligado revela la participación y el apoyo de indígenas y niños en la campaña y otros aspectos sobre aquellas jornadas. La correspondencia que Mansilla mantuvo con el juez de paz local Manuel Vita y con sus comandantes, Juan José Obligado, Francisco Crespo y Juan Antonio Garretón, revelan aspectos logísticos del operativo. Quienes deseen copias digitales de las cartas, pueden pedirlas al mail gcfosiles@ictnet.com.ar.
Fuente: Diario La Nación, domingo 21 de noviembre de 2010.

Polémica en Italia por la restauración de las estatuas Venus y Marte

Se trata de dos estatuas de Venus y Marte, del año 175 d. C. que representan al dios de la guerra y a la diosa del amor, con los rostros del emperador romano Marco Aurelio y su mujer, Faustina. La polémica se desató porque Silvio Berlusconi, Primer Ministro de Italia, ordenó sin autorización que se agregaran las partes faltantes de las impactantes obras de más de dos metros que decoran la sede el gobierno de Roma (las manos de la de Venus y las manos y el pene de Marte). La reconstrucción viola las normas de conservación que establece que no se puede engañar al espectador y debe hacerse evidente cuáles son los pedazos originales y aquellos restaurados. Las estatuas ya habían protagonizado otra polémica a principios de año, cuando a pedido del jefe de gobierno fueron trasladadas e instaladas en el patio de honor del Palazzo Chigi. La encargada de Cultura del opositor Partido Democrático, Manuela Ghizzoni, exigió: “Que explique si es normal que se violen las normas vigentes y se someta a cirugía estética a ese grupo de estatuas de mármol”.
Fuente: Diario La Nación, viernes 19  de noviembre de 2010.

Rusia reconoce oficialmente que Stalin ordenó la matanza de Katyn

Se trata del fusilamiento de más de 20.000 polacos ordenado por José Stalin entre 1940 y 1941, después de que las tropas soviéticas ocuparan Polonia oriental. La Cámara de Diputados rusa aprobó una declaración donde asume la autoría soviética de la matanza y pide perdón por ella.
Fuente: Diario El País de España, sábado 27 de noviembre de 2010.
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Difusión

Muestras

  • Muchas voces, una historia. Argentina 1810-2010, una exposición permanente de la Casa del Bicentenario, que a través de una video-instalación, recorre la historia del país con imágenes y sonidos, intentando dar cuenta de las complejidades y ambigüedades del relato histórico, expresando la pluralidad de voces y perspectivas de la sociedad. Lugar: Riobamba 985; horarios: de martes a domingo y feriados de 14.00 a 21.00 hs. Ingreso permitido hasta 30 minutos antes del cierre. Entrada libre. (info)*
  • Mural Bicentenario 1810-2010. Hasta diciembre la Biblioteca Nacional exhibirá el mural de Miguel Rep, que refleja las distintas etapas e hitos de la historia argentina, como la Revolución de Mayo, el período inmigratorio, el 17 de octubre de 1945 o las rondas de las Madres de Plaza de Mayo”. Lugar: Biblioteca Nacional: Agüero 2502; sala “Leopoldo Marechal”. Horarios: De lunes a viernes de 10 a 20 hs y sábados y domingos de 13 a 18 hs. (Diario Página/12, sábado 17 de abril de 2010; info)*
  • Tesoros de la Biblioteca Nacional. Hasta el 31 de diciembre se exhibirán libros, documentos y publicaciones de gran valor patrimonial que forman parte de las colecciones de la Biblioteca. Lugar: Biblioteca Nacional: Agüero 2502; sala “Leopoldo Marechal”. Horarios: De lunes a viernes de 10 a 20 hs y sábados y domingos de 13 a 18hs. (Diario Página/12, sábado 17 de abril de 2010; info)*
  • 200 años – 200 libros.  De diciembre a marzo de 2011, en el marco de los festejos por el Bicentenario, el Centro Cultural Haroldo Conti y la Biblioteca Nacional realizan una exposición de doscientos libros relevantes para pensar la cultura nacional, seleccionados por diversos intelectuales argentinos Lugar: Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti. Dirección: Av. Del Libertador 8151, Capital Federal. Horarios: martes a viernes de 12 a 21 hs; sábados y domingos de 11 a 21 hs.; lunes cerrado. Tel: 4701-1538/1594/1876 (info; info)*
  • La máquina de la realidad, hasta el 14 de diciembre se podrá visitar esta exposición integrada por retratos de personajes históricos y vistas de la ciudad de Buenos Aires. Entre las 200 piezas que incluye la colección se encuentran el daguerrotipo que San Martín se tomara en París 1848, el de Juan Bautista Alberdi, el de Mariquita Sánchez de Thompson, y el del gobernador de Salta Miguel Otero, considerado como el más antiguo daguerrotipo tomado en el país. Lugar: Museo Histórico Nacional. Dirección: Defensa 1600 - Parque Lezama - Entrada libre y gratuita. Bono contribución: $5. Abierto de miércoles a domingo de 11 a 18 horas. (info)*
  • Mujeres. 1810-2010. Una exhibición -que se extenderá hasta el 31 de diciembre- sobre la participación de las mujeres a lo largo de la historia argentina.Lugar: Riobamba 985; horarios: de martes a domingo y feriados de 14.00 a 21.00 hs. Ingreso permitido hasta 30 minutos antes del cierre. Entrada libre (info)*
  • Hombres y Retratos: imágenes para una Nación. El Museo Histórico Nacional busca en esta muestra -que se exhibe hasta el 28 de diciembre- promover la reflexión en torno a las construcciones historicistas en las que muchos de los retratados son meras invenciones ya que no hay bases iconográficas fidedignas de las que podrían haber derivado estas imágenes. Está integrada por un conjunto de obras pintadas por el artista chileno Pedro Subercaseaux Errázuriz y una serie de retratos de diversos artistas que muestran los modos en que fue construyéndose esa iconografía. Los casos son variados y van desde personajes retratados de los que se tienen varios ejemplares realizados en vida hasta otros de los que no se sabe de dónde surgió su fisonomía. Se acompañarán las pinturas con objetos que revelan hasta qué punto esa iconografía fue reproducida insistentemente. Lugar: Museo Histórico Nacional. Dirección: Defensa 1600 - Parque Lezama - Entrada libre y gratuita. Bono contribución: $5. Abierto de miércoles a domingo de 11 a 18 horas. Tel.: 4307-1182
    (info)*
  • Los sonidos y las voces de mayo. Exposición de arte acústico que induce al visitante a pensar sobre los acontecimientos de mayo por medio del recurso auditivo. Los domingos, en la Sala Capitular, cada 20 minutos desde las 11:30 hasta las 18 hs. Bono contribución $1. Lugar: Museo Histórico Nacional del Cabildo y de la Revolución de Mayo. Visitas guiadas: Plaza de mayo, relato de la fundación, ingreso al museo por todas sus salas. Domingos 16.30 hs. Entrada $2. Dirección: Bolívar 65. Te. 4334-1782. (info)*
  • Una ventana hacia la inmensidad. La historia del paisaje. Una exposición permanente de pinturas de la Guerra del Paraguay de Cándido López, el pintor que en 1865 se alistó como voluntario con el grado de teniente segundo. Herido en el brazo derecho en la batalla de Curupaytí en septiembre de 1866, le amputaron el antebrazo, lo que le valió el apodo de “manco de Curupaytí”. Tras entrenar su brazo izquierdo, pintó inolvidables escenas de aquella guerra. La muestra podrá visitarse de martes a viernes de 12:30 a 20:30 hs. y sábados, domingos y feriados de 9:30 a 20:30 hs. Los lunes que coinciden con feriado el museo permanece cerrado. Lugar: Museo Nacional de Bellas Artes. Dirección: Av. Del Libertador 1473. Tel.: 5288-9900. (Revista Viva, diario Clarín, 12 de septiembre de 2010)*
  • Las pampas: arte y cultura en el siglo XIX. LaFundación Proa expone 500 piezas de platería y ponchos el siglo XIX, que registran las costumbre y los usos de nuestra tierra.  La exhibición contó con préstamos del Museo Etnográfico, el Histórico, el Gauchesco Ricardo Güiraldes, el Pampeano de Chascomús y la Fundación García Uriburu. Dirección: Av. Pedro de Mendoza 1929, hasta el 9 de de enero. De martes a domingo de 11 hs. a 19 hs. Actividades educativas info (Revista ADN, diario La Nación, 19 de noviembre de 2010; Diario Página/12, Suplemento Radar, domingo 6 de noviembre de 2010)*
  • Otros sitios de interés: info

Cine

  • Che. Un hombre nuevo. Dirigido por Tristán Bauer sobre el líder revolucionario que cuenta con material audiovisual inédito. El filme muestra al Che Guevara través de los innumerables textos que escribió durante toda su vida, aun en las circunstancias más adversas. (Consultar lugares y horarios en info)*
  • La mirada invisible, de Diego Lerman. Una película basada en la novela Ciencias Morales, de Martín Kohan, sobre el Colegio Nacional Buenos Aires en plena época de la Guerra de Malvinas. Consultar cines en y horarios en info. (Diario Página/12, Suplemento Radar, domingo 15 de agosto de 2010)*
  • Desobediencia debida. Durante la guerra de Malvinas, un avión Harrier del teniente de la Royal Air Force recibió el impacto de un misil lanzado por comandos argentinos. El piloto Jeff Glover, quien permaneció siete semanas como prisionero en Argentina, cuenta en este documental qué le sucedió durante su cautiverio. Ver lugares y horarios de exhibición en info.*
  • Padres de la Plaza, 10 recorridos posibles. Un documental sobre los hombres cuyos hijos fueron secuestrados y desaparecidos durante la última dictadura militar en la Argentina, quienes compartieron con sus mujeres, Madres de Plaza de Mayo, la búsqueda de sus hijos, pero sin llegar a organizarse en una agrupación que les brindara un espacio de reconocimiento visible para el resto de la sociedad. Ver lugares y horarios de exhibición en info.*
  • Perón, apuntes para una biografía. Se trata de un nuevo documental sobre Juan Domingo Perón, que registra el recuerdo de sus colaboradores y de quienes se han dedicado a estudiar su figura para reconstruir algunos momentos importantes de su vida. El film rescata detalles poco conocidos de la vida de Perón, como que escribió un diccionario sobre lenguas indígenas, fue campeón de esgrima y ducho en el uso de las boleadoras. Ver lugares y horarios de exhibición  info. (Diario BAE, lunes 22 de noviembre de 2010)*

Teatro

  • Ala de criados, de Mauricio Kartun. Una historia sobre el telón de fondo de la Semana Trágica de enero de 1919. Actúan: Alberto Ajaka, Esteban Bigliardi, Rodrigo González Garillo y Laura López Moyano. Lugar: Teatro del Pueblo. Roque Sáenz Peña 943, Capital Federal. Horario: viernes 21:00; sábados a las 22:00; domingos a las 20:30hs. Tel. 4326-3606. (info)*
  • El secuestro de Isabelita, una obra de Daniel Dalmaroni sobre el mundo de la guerrilla urbana de los años setenta, analizando errores, ingenuidad y autoritarismo de la juventud militarizada de la época. Actúan: Viviana Suraniti, Mariano Bicain, Gabriel Kipen, Laura Agorreca, Ivana Averta y Gastón Courtade. Lugar: Teatro del Pueblo. Roque Sáenz Peña 943, Capital Federal. Horario: sábados a las 23:15. Tel. 4326-3606. (info)*
  • El panteón de la patria, una obra dirigida por Guillermo Cacace. “Una extraña noche, Domingo Faustino Sarmiento llega a la cárcel donde se encuentra prisionero el Manco Paz. Pronto a casarse en forma secreta con su sobrina, Paz siente temor y ansiedad. Sarmiento y Paz discuten sobre el instinto y el amor, la pasión y la pureza, mientras aparecen y reaparecen los fantasmas de sus mujeres amadas.” Actúan: Horacio Acosta, Iván Moschner, José Luis Arias, Carolina Adamovsky, Patricia Casares y Alejandra Mikulan. Lugar: Teatro San Martín. Av. Corrientes 1530, Capital Federal. Horario: De miércoles a domingos a las 21:00 hs. Tel. 0800-333-5254. (info)*
  • Curupayty, el mapa no es un territorio, una obra escrita y dirigida por Julio Molina. “Basada en documentos sobre la Guerra de la Triple Alianza, la obra muestra la odisea del pueblo paraguayo en aquel genocidio.” Actúan: Mario Alfano, Lela Cabrera, Ana Gimenez, Shirley Jiménez, Fernando López y Odón Morán López. Lugar: Delborde. Chile 630 - Capital Federal, Capital Federal. Horario: Domingos a las 18:00 hs. Tel. 4300-6201. (info)*

Internet

  • Proyecto “Carpetas docentes de historia”. La Universidad de La Plata creó un sitio destinado a la enseñanza de la historia de nuestro tiempo. El proyecto “Carpetas docentes de historia”, accesibles a todo público, ya está on-line, aunque aún no está todo el material disponible. El proyecto cubre un período que comienza en el último cuarto del siglo XIX y se extiende hasta 1991. Dirigido por María Dolores Béjar, el contenido de la página está dividido en cinco temas: 1) La era del imperio (1873-1914/1918); 2) El quiebre del liberalismo y la crisis del capitalismo (1914/1918-1945); 3) Los años dorados en el marco de la Guerra Fría (1945-1968/1973); 4) La crisis del capitalismo y el derrumbe del bloque soviético (1973/1979-1989); 5) Entre lo que se derrumba y lo que emerge (1989/1991). Cada tema abre una ventana hacia diferentes dimensiones del mundo cultural: el cine, la literatura y el arte. Puede visitarse en info. (Revista Ñ, 11 de septiembre de 2010)*
* Se recomienda constatar vigencia de los eventos y cambios de horario.
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Lanzamiento de Libros

Mujeres en la sociedad argentina. Una historia de cinco siglos, de Dora Barrancos, Editorial Sudamericana. 347 págs. $65. En el libro se analiza tanto el rol de la mujer a lo largo de los siglos y cómo su figura fue un catalizador de la historia. (Revista Ñ,  sábado 13 de noviembre de 2010)

Una gloria silenciosa, de Miguel de Asua. Libros el Zorzal y Fundación Carlonia, 316 págs. $76. Se trata de un libro centrado los diversos aportes a las ciencias experimentales en nuestro país que tuvieron significación universal desde los orígenes virreinales hasta nuestros días. (Revista Ñ, sábado 6 de noviembre de 2010; info)

Bajo el signo del Che. Teoría y práctica de la izquierda en América Latina, de Romeo Rey, Editorial Biblos. 241 $58. El libro analiza el lugar de la izquierda de América Latina en la actualidad. (Revista Ñ, sábado 6 de noviembre de 2010)

Los bancos se roban con firmas. Corrupción y crisis en 1890, de Israel Lotersztain, Turmalina. 190 págs.  Un libro sobre casos de negociados de fines del siglo XIX, durante el gobierno de Miguel Juárez Celman entre 1886 y 1890. (Diario Página/12, Suplemento Radar, domingo 21 de noviembre de 2010)

Historia de San Martín, de Bartolomé Mitre, El Ateneo. 1000 págs. $125. Se trata de una reedición de una biografía publicada por primera vez 1887. (Revista Ñ, sábado 6 de noviembre de 2010)

La revolución de Mayo en Salta, de Edberto Acevedo, Universidad Católica de Salta.  210 págs. Sobre la base de documentos originales de la época, se recorre los sucesos de 1810 ocurridos en la capital de la Gobernación de Salta. (Revista Ñ,  sábado 13 de noviembre de 2010)

La historia económica y los procesos de independencia en la América Hispana, de Susana Bandieri, Prometeo. 397 págs. $75. El libro es el resultado de las jornadas realizadas en la Universidad de Tres de Febrero sobre este tema. (Revista Ñ,  sábado 13 de noviembre de 2010)

Las grandes crisis del capitalismo contemporáneo, de Mario Rapoport y Noemí Brenta. Capital Intelectual. 363 págs. $95. El libro aborda las crisis mundiales más importantes del siglo XX e intenta explicar las causas de la que estalló en el sector hipotecario estadounidense en 2007, que se propagó por diversos países. (Revista Ñ,  sábado 13 de noviembre de 2010)

Trotsky, una biografía, de Robert Service, Ediciones B, 735 págs. $131. Un libro sobre la vida de uno de los más importantes políticos del siglo XX. (Revista Ñ, sábado 6 de noviembre de 2010)

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