Entrevista a Daniel Mazzei


En la primavera de 1962, durante el gobierno de José María Guido, se produjo un enfrentamiento entre dos sectores del Ejército, los azules y los colorados. Ambas facciones eran antiperonistas pero mientras para los colorados, el peronismo era un movimiento de clase sectario y violento que podría dar lugar al comunismo, para los azules, a pesar de sus excesos, el peronismo era una fuerza nacional y cristiana que permitió a la clase obrera no volcarse hacia el comunismo.  El triunfo fue para los azules, liderados por los oficiales del arma de Caballería, quienes pronto se hicieron del control de los principales mandos del Ejército argentino.

Daniel Mazzei, doctor en Historia por la Universidad de Buenos Aires y especialista en las relaciones entre civiles y militares en la Argentina durante la segunda mitad del siglo XX, analiza en su libro Bajo el poder de la caballería esa institución entre septiembre de 1962 y mayo de 1973, una década en la que se restablecieron los patrones de disciplina y autoridad, que habían entrado en crisis tras el golpe de Estado autodenominado “Revolución Libertadora”.

Compartimos aquí esta entrevista, en la que Mazzei repasa algunos de los aspectos clave de su libro, como el crecimiento de los niveles de autonomía militar que tuvo lugar en aquellos años en relación al poder político, la influencia de la Escuela de Guerra Francesa y la profunda transformación doctrinaria, que agregó una nueva hipótesis de conflicto a las acostumbradas contra Brasil y Chile: la Doctrina del Enemigo Interno, que le dio al Ejército un nuevo patrón de interpretación para los conflictos políticos y sociales, así como una justificación para sus intervenciones políticas.

Autores: Felipe Pigna y Roberto Martínez.

FP: Quería hablar del libro Bajo el poder de la caballería. ¿A qué se debe el título?

DM: El libro se origina en una tesis que yo hice sobre el predominio del arma de caballería…  Siempre me gustó un artículo de Rogelio García Lupo publicado en Monopolios y mercenarios, que se llamaba “El poder de la caballería”. La tesis giraba en torno a cómo esa institución había estado dominada por la caballería; entonces, me pareció que ese podía ser un buen título para hablar de un período muy particular, que es 1962-1973, donde precisamente, luego de la crisis de azules y colorados, el sector azul, mayoritariamente de caballería, controló la institución, hasta el 25 de mayo de 1973, cuando ganó Cámpora y eligió como comandante en Jefe del Ejército a un infante colorado, medianamente populista como Jorge Carcagno.

FP: ¿Cómo cambia la hipótesis de conflicto entre 1955 y 1961, 1962? ¿Cómo se va impregnando del espíritu de represión interna un poco a partir de ese momento?

DM: Los cambios empiezan a notarse claramente a partir de 1956, cuando llegan a la Escuela de Guerra algunos oficiales que habían participado de la “Revolución Libertadora”[1], pero que habían estado en el exterior. Por lo tanto traen a la Argentina algunas de las ideas que estaban dando vueltas en ese momento no solamente en Francia, sino también en Estados Unidos. Porque si uno lee aquellas revistas uno puede ver que se hablaba mucho de la guerra atómica. Obviamente nosotros no teníamos nada que ver con eso, pero puede verse claramente que el paradigma de la Segunda Guerra Mundial que había marcado al Ejército ya empieza a cambiar. Entonces, empezamos a ver la preocupación por una guerra contrarrevolucionaria, como se la llamará entonces, y por la guerra atómica.

FP: El mundo bipolar…

DM: El contexto de la Guerra Fría recién se empieza a percibir acá en 1956 –no antes–  con la llegada de Carlos “el Chivo” Rosas a la Escuela de Guerra y otros oficiales que han estado en Francia o en Estados Unidos y que empiezan a traer las novedades. Lo que resulta muy interesante es que los cambios se hacen en tiempo real. Mientras en Francia se están discutiendo y está dándose la batalla de Argel, estas cosas empiezan a discutirse acá. Incluso uno podría decir que aquí se incorporan estos conceptos antes que en Estados Unidos. Porque en Estados Unidos se produce un giro muy fuerte a partir de 1961, con la Bahía de los Cochinos, la Alianza para el Progreso. El primer curso de guerra contrarrevolucionario se hizo acá en 1961; no se hizo en Estados Unidos. La apertura la hizo el propio presidente Frondizi.

FP: Hablemos un poquito de la Escuela Francesa. ¿Quiénes eran? ¿Qué influencias tenían del catolicismo?

DM: Hasta donde yo pude ver los que vinieron no era oficiales de primer nivel; seguramente los oficiales de primer nivel estaban en Argelia, pero claramente eran hombres que estaban imbuidos de lo que se estaba empezando a discutir en la Escuela Superior de Guerra de París, tras la derrota tremenda del Dien Bien Phu, que fue traumática para Francia. Eso llevó a que empezara a haber un replanteo en la propia Escuela Superior de Guerra de París. Los que vinieron no eran los más importantes, pero estaban imbuidos de esas ideas y empezaron a transmitirlas, a través de conferencias, de artículos. Nosotros pudimos acceder a algunos artículos publicados en algunas revistas en la Escuela Superar de Guerra, pero seguramente esta gente daba conferencias, estaba ahí; sé incluso que ellos también viajaron a Uruguay; no tengo claro si alguno de ellos perteneció a Cité Catholique, pero sí pertenecían muchos de los oficiales que desarrollaron estas ideas en Francia; la Cité Catholique era uno de los grupos contrarrevolucionarios más importantes, dentro del catolicismo francés; gente que había estado cerca del régimen de Vichy, durante la Segunda Guerra Mundial.

FP Los colaboracionistas…

DM: Exactamente, aunque no todos; muchos de los que participaban habían sido soldados de la resistencia, pero quienes habían ideado este tipo de pensamiento de un catolicismo muy retrógrado habían colaborado en Vichy. Esta gente llegó acá en 1957; y la presencia francesa se extendió durante muchos años; no nos olvidemos de que en 1973 Carcagno quiso echar a la misión francesa que todavía estaba en el Edificio Libertador.

 

Pero el momento más importante fue entre 1957 y 1961. El Ejército francés entró en una profunda crisis en1961, cuando De Gaulle dio la independencia a Argelia; algo que generó una crisis interna. Ellos habían sido los que dieron un golpe de Estado en Argel para llevar a De Gaulle al poder; pero cuatro años después, De Gaulle entregó Argelia a los argelinos. Y esto provocó una crisis que llevó a la formación de la OAS; muchos de los oficiales franceses que adherían a este tipo de doctrinas, se pasaron a la OAS, que va a combatir a los argelinos (al Frente de Liberación Nacional), pero al mismo tiempo va a combatir al Ejército francés, incluso en el propio territorio francés; no nos olvidemos de que intentaron asesinar a De Gaulle. Hay una novela maravillosa que se llama El día del chacal, que parte del supuesto del intento de asesinato de la OAS a De Gaulle.

FP: Estos tipos eran grandes instructores en torturas; la tortura era una parte fundamental de su ideología, ¿no?

DM: Básicamente ellos plantearon la necesidad de la tortura para obtener información. El elemento básico, que era lo nuevo, era la cuestión de la información. No era una guerra en el territorio; era una guerra en las mentes; la discusión ya era otra; el enemigo no estaba del otro lado del río, el enemigo podía estar de mi propio lado, el enemigo pasaba a ser interno; por lo tanto, lo fundamental era obtener información; y a tal punto que la información había que obtenerla a como diera lugar; esto está muy bien retratado en Los centuriones de Jean Lartéguy, que termina cuando quien se resiste a torturar finalmente tortura para obtener información sobre dónde están las bombas que iba a poner el Frente de Liberación Nacional. El argumento que tenían todos los teóricos de este tipo de guerra es el mismo que uno puede haber leído en Suárez Mason. En realidad, ellos nunca usan la palabra tortura; aquí nunca se enseña a torturar, pero se plantea que cualquier tipo de método es necesario para obtener información; lo que directamente nos lleva a la tortura.

RM: Vos citás un eufemismo que es fantástico: “acentuación del esfuerzo policial”.

DM: Claro, es que la palabra tortura no se usa nunca y no se va a usar hasta finales de la década de 1960, donde se da una polémica muy fuerte en Francia entre el general Jacques Massu, que era el jefe de estas tropas, y Jacques Pâris de Bollardière, un general que estaba destinado en Argel, al que van a relevar porque se niega a “acentuar el esfuerzo policial”, precisamente, y lo sostiene diciendo que el ejército francés no podía hacer lo mismo que habían hecho los nazis durante la ocupación; y Pâris de la Bollardière había sido parte de la resistencia, y había sido torturado. Esa es una discusión donde la palabra tortura aparece por primera vez; pero después no vuelve a aparecer hasta comienzos de este siglo cuando Paul Aussaresses y otros oficiales ya nonagenarios empiezan a reconocer que ellos enseñaban la tortura. Hay como una gran censura en Francia; hay ciertas palabras y ciertas cosas de las que no se hablan.

FP: Esto se da en un contexto muy particular, en 1957, durante el gobierno de Aramburu cuando la resistencia comienza a activar.

DM: Exactamente, tras la caída de Perón, comienzan los cambios en la Escuela de Guerra. Estamos en un período de profunda depuración en las Fuerzas Armadas…

FP: De peronistas, digamos…

DM: Básicamente de peronistas, pero no solamente, también de algunos que eran neutrales o habían tenido actitudes dudosas, los nacionalistas católicos van a ser depurados, sobre todo los generales, en una purga a fines de 1957. Va a haber una profunda depuración en el Ejército y van a empezar a prevalecer los sectores liberales, aquellos sectores que habían apoyado la chirinada de Menéndez, el intento fracasado de revolución de noviembre de 1951. En ese contexto vemos cómo se empieza a replantear la necesidad de un nuevo enemigo para las Fuerzas Armadas. Entonces cuando empieza la resistencia peronista, no nos olvidemos que estamos en una Guerra Fría en donde el mundo está dividido en comunistas y anticomunistas, y en ese contexto –esto lo va a plantear incluso alguno de los teóricos franceses– el peronismo podía ser la vía de entrada del comunismo a la Argentina. El comunismo no tenía demasiadas expectativas en la Argentina, pero a través del peronismo podía transformarse en importante. En ese contexto comienza a plantearse la doctrina del enemigo interno. No va a estar totalmente consolidada entonces. Pero las primeras líneas ya están puestas. Es notable; el caso argentino es muy impactante. Es el único país donde se utiliza terminología diferente a la terminología que usan los norteamericanos. Estaba previamente instalada. Pero si uno se pone a hilar fino puede detectar la base de la estructura represiva en el año 1961, donde empiezan a plantearse la idea de dividir en zonas, subzonas; el cuadriculado territorial para operar mejor contra los grupos revolucionarios del FLN. Ese tipo de acciones empiezan a estar planteadas, al menos en los papeles para 1961…

Es decir, en pleno plan CONINTES, con Frondizi ya en el poder.

DM: Exactamente. Algún oficial francés sostiene que la aplicación del plan CONINTES es la primera expresión de este tipo de enseñanza planteada por los franceses, y estamos hablando del año 1959, la batalla de Argel apenas había terminado.

FP: El Plan CONINTES era este plan de Conmoción Interna del Estado, que había sido planteado por Perón, pero que no se llegó a aplicar, justamente en los hechos de Menéndez, después de 1951, pero que sí aplica Frondizi, dándole a las Fuerzas Armadas un protagonismo absoluto, la posibilidad de actuar por fuera de la constitución; esto de detener a gente sin juicio previo…

DM: Incluso muchos trabajadores fueron sometidos a tribunales militares como consecuencia de haber sido detenidos en el marco del Plan CONINTES.

FP: Es importante recordar que esto sucedía durante un gobierno democrático como el de Frondizi, en el que las Fuerzas Armadas van adquiriendo un protagonismo realmente impresionante y se ve en este primer Congreso, como bien decís, de guerra contrarrevolucionaria…

DM: Que es previo a las reuniones de las Conferencias de ejércitos americanos, que recién van a empezar a darse en 1961, 1962. Lo que nos muestra que la preocupación norteamericana por el tema es posterior a que en la Argentina estos temas empezaran a discutirse a ciertos niveles. Estamos hablando de la Escuela de Guerra, pero no nos olvidemos de que la Escuela de Guerra es un poco el corazón de los debates teóricos en el Ejército. Esos capitanes van a ser quienes comanden el Ejército 20 años después.

 FP: En el cuerpo de profesores había gente como Mariano Grondona, por ejemplo.

Pero también es interesante porque en ese contexto va a aparecer quien posiblemente sea el principal teórico militar, que es Osiris Villegas…

FP: Osiris Villegas es el autor del libro Guerra revolucionaria comunista, de 1963, pero él en el prólogo dice que la inspiración fue justamente ese  Congreso.

DM: Exactamente, es el primer libro que se publica sobre estos temas. La preocupación que ya empieza a instalarse a pesar de que la única guerrilla había sido uturuncos…

FP: ¿Quiénes eran los personajes que estaban en esos cursos, que después se van a hacer tristemente célebres?

DM: Es interesante ver quiénes eran los capitanes que cursaron en esos años. Es la promoción que llega a general a partir de 1974, 1975: Antonio Domingo Bussi, Acdel Edgardo Vilas… Vilas remarca en un texto de 1981 la importancia que había tenido para ellos la escuela francesa. Esos capitanes son los que van a estar al frente del Ejército a partir en 1974, 1975, 1976…

 

FP: Vilas fue el primer comandante del Operativo Independencia, que venía de hacer una masacre en Bahía Blanca, también; hizo un desastre en la Universidad del Sur.

DM: Lo notable es que la generación anterior, que es la de Lanusse, por ejemplo, no había pasado por esta escuela de guerra, por lo tanto, esos generales de 1968, 1969, 1970 tienen otra visión diferente. Hay ciertos elementos que no están presentes, porque al fin y al cabo se habían formado en otro contexto. En cambio, quienes empiezan a cursar a partir de 1957, 1958 claramente están imbuidos de este contexto tan particular; son cruzados de la Guerra Fría.

 

FP: Hablemos un poco de azules y colorados. ¿Quiénes eran estos dos bandos que se forman tomando nombres de los ejercicios de guerra?

DM: Azules y colorados son dos facciones. Es un largo proceso, que arranca con el propio derrocamiento de Perón; esta depuración tan profunda de la que yo hablaba; y  a partir de aquí empieza a haber tendencias al interior de las fuerzas en torno a  cómo solucionar el tema peronista, pero además hay una politización muy intensa. La “Revolución Libertadora” introduce la política en los cuarteles. Habían tenido un papel muy relevante los capitanes, los tenientes, y esto de alguna manera los lleva a hacer planteos de igual a igual a sus superiores. Entonces, se rompe la jerarquía, y esto empieza a generar conflictos permanentes, que nosotros vemos sobre todo durante el gobierno de Frondizi. Y ahí claramente empiezan a aparecer sectores que empiezan a darse cuenta de que esa dinámica puede llevar a la destrucción de las Fuerzas Armadas. Y que entonces las Fuerzas Armadas deben dar un paso al costado o tomar cierta distancia de la política en los cuarteles.

Son facciones que van mutando desde la crisis de septiembre de 1959, una de las tantas crisis, y en esas crisis van cambiando y se van armando grupos; aquellos que están más dispuestos a defender al poder político, pero no por Frondizi, si no, por el miedo a que la Fuerzas Armadas vayan a un proceso de disolución por la pérdida de jerarquía de subordinación y esto permita la infiltración del enemigo; y los otros que lo único que quieren es que les aseguren que Perón y el peronismo van a desaparecer, y esto empieza a verse en el derrocamiento de Frondizi, aunque todavía no está cristalizado, porque en realidad algunos de los que estaban de un lado, después terminarían del otro. En agosto hay una crisis militar que es inédita. El ministro de Guerra llama uno por uno a los generales y les pregunta quién quiere que sea el secretario de Guerra; a quién se le ocurre que en una institución como esa se van a contar los votos; lo peor de todo es que cuando terminan de contar votos y eligen al secretario, el secretario dura ocho horas; entonces, la crisis es de una profundidad. Hay una anécdota que marca muy bien aquel clima. Cuentan que después de una de estas crisis, antes de azules y colorados, el nuevo jefe de Estado Mayor reúne a todos sus oficiales y les empieza a hacer un discurso, y uno de los tenientes coroneles que estaba allí levanta la mano y le pide autorización para retirarse porque le dice que no respeta su autoridad y pide permiso para retirarse. Y entonces,  el jefe de estado Mayor le dice: “Retírese usted y todos los que piensan como usted”. Y lo dejaron solo. Esto muestra una crisis de una profundidad inédita. Y en ese contexto hay un sector, los azules, que entienden que el Ejército tiene que salirse un tiempo de esa política activa, llamar a elecciones, elecciones libres. Si uno lee el comunicado 150 de Mariano Grondona se da a entender que de alguna manera se va a tolerar al peronismo. Lo que pasa es que no saben cómo; en cambio los otros, los colorados, van a ser los que planteen una dictadura de largo plazo sin tiempo hasta que estén seguros de que el peronismo no pueda volver.

FP: Algo interesante de lo que vos hablás es del autonomismo militar.

DM: La autonomía militar es la contracara del control civil. El control civil depende de la subordinación militar pero también de cómo mandan los civiles. Y ese es un tema interesante para revisar. Ernesto López lo plantea muy bien. Hay una deuda de parte de los civiles, de la política, sobre todo del campo antiperonista para llevar adelante una conducción. Obviamente esa debilidad favorece el aumento de esa autonomía. La autonomía militar va creciendo desde que es derrotado Perón en adelante. Con Perón había una subordinación, pero una subordinación muy particular. Obviamente Perón lo que intentaba lograr era un Ejército peronista. Esto en el fondo termina produciendo una reacción adversa y a partir de ahí comienza a darse una autonomía militar, que en los primeros años, desde 1955 hasta 1959, 1960, es defensiva. Intenta cambiar los ministros, los secretarios, pero después pasa a la ofensiva y cambia políticas.

FP: ¿Cuál es la discusión entre azules y colorados al interior del Ejército?

DM: El tema de discusión era la sobrevivencia de la institución. Y cada una tenía propuestas diferentes. El triunfo fue del sector azul, de los que planteaban llamar a elecciones, elecciones controladas, incluso con una participación peronista limitada… El gran problema de los azules es que no van a encontrar una fórmula y con el tiempo se van a ir transformando en colorados. La facción que triunfa está controlada básicamente por oficiales de caballería que pertenecen a determinadas promociones. La mayoría son coroneles jóvenes de la promoción 1968, que son los que van a llegar a generales en 1972, 1973. Esto va a significar una nueva purga muy grande en las instituciones armadas, básicamente en el Ejército, en primer lugar, pero después también en la Marina, donde entre las dos crisis de azules y colorados (septiembre de 1962 y abril de 1963), fueron pasados a retiro más de 400 oficiales del Ejército. Y como la Marina tuvo un rol fundamental en la segunda crisis, fueron también pasados a retiro centenares de oficiales navales. Fue decapitada la cúpula naval más gorila, que era el sector que respondía al almirante Rojas. Fue decapitado por Onganía que además redujo a la infantería de Marina, redujo a las Fuerzas Navales, y esto le dio una importancia muy grande a estos coroneles de caballería, donde vamos a empezar a encontrar nombres,  (hoy posiblemente nadie me pueda decir el nombre de un solo coronel del Ejército, quizá no me puedan nombrar ni un solo general), pero en aquel momento la opinión pública conocía al coronel Lanusse, al coronel Sánchez de Bustamente, al coronel Laprida, al coronel Rosas, y Onganía… Y esto tiene que ver con lo que veníamos hablando, con el papel que cumplían las Fuerzas Armadas, actuaban como un partido político. Por eso a veces se hablaba del partido militar. A Onganía lo que lo van a beneficiar son sus carencias. Porque él no estaba alineado con ningún sector: ni con los aramburistas, ni con los radicales del pueblo.

FP: ¿Cuál es la relación de los radicales con estas facciones?

DM: En realidad, los radicales del pueblo tenían más vínculos con los sectores colorados. Y el frondizismo (la UCRI) con los azules. De hecho el hombre que había sido contacto entre el gobierno de la UCRI y las fuerzas armadas sería azul. En ese contexto los radicales del pueblo son opositores a los azules; por eso hay una contradicción: los azules terminan llamando a elecciones, que ganan los políticos que estaban más cerca de los colorados; de hecho Arturo Illia era un hombre que tenía por cuestiones familiares, incluso, vínculos con sectores de la Marina. Y esto les pasa porque no tienen un proyecto político claro. No saben qué van a hacer. Dicen: vamos a permitir elecciones, y vamos a permitir una participación del peronismo, pero nunca hay un proyecto claro. Y esto hace que a medida que avanzan hacia las elecciones que han prometido, se encuentren que no pueden encontrar la fórmula política, porque Perón obviamente va a rechazarlas. Y esto termina haciendo que proscriban al peronismo y al frondizismo. Por lo tanto, van a terminar haciendo de alguna manera lo que planteaban los colorados.

Además si uno lee el comunicado 200, cuya redacción algunos le atribuyen a Álvaro Alsogaray, (yo no sé si es cierto), es de un antiperonismo propio del tiempo de la Revolución Libertadora. Lo que nos muestra claramente que, quienes ganaron, han ido variando su posición. Por eso yo digo que decir que azules y colorados se mantiene a lo largo de toda la década e incluso reflotarlo durante la última dictadura es un error. Son facciones que en 1965, 1966 se terminan, porque en algún punto, tanto los que han sido azules como los que han sido colorados, se ponen de acuerdo en que para esa nueva etapa hacia la que van, cuando empieza la conspiración, el hombre es Onganía. Incluso, cuando asume Onganía, al poco tiempo, a muchos de los colorados que han sido pasados a retiro, se les devuelve el grado y se los asciende retroactivamente. Es un poco cerrar las heridas que han quedado. Incluso muchos de ellos van a ocupar cargos como intendentes en las provincias.

De modo que azules y colorados es una situación muy del contexto del año 1962 y no habría que prolongarlo más allá de 1966.

FP: Es muy interesante cómo los militares, una institución politizada, luchaba y criticaba la politización de otras instituciones, como la universidad, los sindicatos, o los intelectuales. Además, ha sido exitosa esa idea. La gente piensa que los militares no hacen política, ¿no?

DM: Porque se supone que no hacen política partidaria. Todos hacen política. Lo que pasa es que para algunos la política es simplemente lo que tiene que ver con lo partidario. Y obviamente estos sectores militares no hacen política. Pero en realidad la están haciendo porque tienen un rol tutelar dentro de la vida política. Y una cosa que me parece interesante destacar porque si no, no se entiende lo que pasa en la Argentina pos peronista, que es que el golpe de Estado, la revuelta, el planteo era parte del sistema. No era una aberración. La sociedad en 1966 se preguntaba si iba a haber golpe o elecciones. Era algo que podía pasar natural.

FP: De hecho, la tapa de Primera Plana era “Golpe sí, golpe no”.

DM: Era algo natural. Se sabía que venía el golpe, y que después se llamaba a elecciones. Se desplazaba a unos… Venían otros, pero era parte del sistema. Y esto funcionó así en 1966 y funcionó hasta 1976. Y después no funcionó más. Porque después de lo que pasó claramente la Argentina ha entendido que no era parte del sistema.

FP: Costó muchísimo

DM: Muy caro… Pero algunos jugaban al golpe. Los que estaban en la oposición jugaban al golpe. Incluso, Frondizi y otros personajes de la democracia, jugaron al golpe de 1966, apostando a que sin los peronistas y sin los radicales del pueblo, podían tener un papel importante que de otra manera no hubieran podido tener.

FP: Por ejemplo, el caso de la UCRI.

DM: El caso de la UCRI con dirigentes tan respetables como Oscar Alende.

FP: ¿Cómo surge el liderazgo de Lanusse dentro del Ejército frente a la decadencia o el fracaso de Onganía?

DM: Lanusse es el líder natural. Yo en 1994 tuve la oportunidad de entrevistar a Onganía y le pregunté por qué había elegido a Lanusse para reemplazar a Julio Alsogaray en el año 1968. Lanusse era un tropera; era un duro, pero además era un líder natural. Lanusse tuvo su primer arresto en 1945 por tener un cruce fuerte con el jefe de Campo de Mayo, el general Ávalos. Ahí tiene su primer arresto. Después se transforma en un líder natural. Participó del intento de derrocamiento de Perón en 1951. Fue preso. No participó de la “Revolución Libertadora”, pero fue uno de los cuatro presos que fue mandado todavía más al sur. Porque los habían mandado a Rawson, pero después los mandan a Río Gallegos. Y en uno de sus libros dice con orgullo que Roberto Pettinato padre le dijo a su mujer: “Su marido es el preso más complicado que tengo en todo el servicio penitenciario federal”. Él salió de la cárcel con un aura muy particular de caudillo, a tal punto que le dieron siendo teniente coronel la conducción del Regimiento de Granaderos a Caballo, que es un regimiento que solamente puede ser conducido por un coronel. Él era un capitán ascendido retroactivamente. Más tarde tuvo un papel clave en el golpe que derrocó a Frondizi; no porque lo dé sino porque es uno de los que dejó hacer; fue uno de los líderes azules; y tuvo un papel clave durante el golpe que derrocó a Illia, jefe de operaciones; es un hombre que está en los lugares clave a lo largo de todo este proceso, y además es un caudillo. Onganía le tenía confianza por una cuestión que tiene que ver con lo personal; Lanusse fue quien lo introdujo a los cursillos de cristiandad. Recordemos que Onganía participó de un cursillo, que se dio a fines de mayo de 1966, invitado por Lanusse. Eran dos hombres profundamente católicos; hombres de caballería y además, Lanusse había sido el subordinado directo de Onganía en la crisis de azules y colorados; fue la lógica la que llevó a Onganía a poner al caudillo militar en donde corresponde, que es en la cima del aparato militar. El problema fue que la ambición de Lanusse a la larga terminó chocando con la autoridad de Onganía.

FP: Es interesante cómo Lanusse lee el Cordobazo muy claramente a diferencia de Onganía. Onganía atribuyó el Cordobazo a grupos de extremistas aislados mientras que Lanusse vio que había sido el pueblo de Córdoba.

DM: Onganía no leía la realidad. Y esto se ve en su derrocamiento. Recordemos que una semana antes de su derrocamiento tuvo una reunión con los generales donde habló de planes a futuro sin entender lo que estaba pasando. El país se estaba cayendo a pedazos y él no lograba comprender, Lanusse, en cambio, sí entendía. Es interesante porque dentro del ejército todavía hay quienes piensan que Lanusse dejó hacer el Cordobazo. Según dicen, no intervino en el primer momento; dejó que la situación se produjera a lo largo del día para deteriorar más la situación de Onganía; Onganía entre el 29 de mayo de 1969 y el 8 de junio de 1970 es una sombra de ese presidente que había asumido el 28 de junio de 1966 para quedarse, en esa paz onganiana donde no hubiera política; empieza a incendiarse el país ante la mirada de un hombre que no logra comprender lo que está pasando.

FP: ¿Qué pasa entre 1972 y 1973 con el Ejército, en ese momento tan convulsionado con los hechos de Trelew?

DM: Lanusse comprende que el Ejército tiene que tomar distancia, pero también comprende que tiene que ser una retirada en orden; no puede ser una desbandada; en realidad el intento empieza con Levingston, de pensar en llamar a elecciones en tres o cuatro años. El problema es que Levingston se cree imbuido de un poder que no tiene. Cree que lo han designado para que se quede mucho tiempo; lo sigue creyendo.

Cuando Lanusse llega lo primero que hace es el GAN; él tiene claro que hay que buscar una salida que incluya al peronismo; a pesar de ser gorila entre gorilas; era lúcido; por eso, cuando se analiza la famosa frase “a Perón no le da el cuero”; a veces se analiza muy por arriba; yo creo que no fue un exabrupto; fue una frase deliberada; Lanusse entendía –y me parece que no se equivocaba tanto- que Perón viniendo a la Argentina iba a tener que enfrentar las propias contradicciones que él había generado. Desde Madrid era el papa que daba la bendición urbi et orbi, pero en la Argentina iba a tener que hacer lo que finalmente hizo después de que volvió el 20 de junio, iba a tener que optar; Perón sabía que no podía hacer eso porque necesitaba a sus dos alas para ganar las elecciones; necesitaba la movilización de los sindicatos, pero necesitaba a las organizaciones armadas y a la izquierda juvenil. La frase “a Perón no le da el cuero” es para mí una provocación para intentar que Perón vuelva. Perón lo entiende y redobla la apuesta; por eso dice que el comandante estratégico nunca puede estar en el comando táctico; o sea, acá. Para eso lo tiene a Cámpora.

Lo de Lanusse es un intento desesperado por buscar una salida. Una salida que fracasa porque su proyecto del GAN hace agua; sobre todo porque desde el otro lado Perón logró articular junto con el radicalismo lo que se llamó La hora del pueblo.

El GAN era el Gran Acuerdo Nacional, una salida que podía tener un presidente militar o un presidente civil. Siempre quedó la duda sobre si Lanusse quería ser él o no. Pero fue un intento fracasado, y me parece que esto le va a costar bastante caro en la interna, porque durante el proceso a Lanusse le van a pasar esa factura, va a terminar preso. Va a estar acosado por algunos sectores.

FP: ¿Cómo llegan las Fuerzas Armadas al golpe de Estado de 1976?

DM: Yo diría que el golpe de 1976 es el único preparado hasta el más mínimo detalle. Todos los demás tuvieron mucho de improvisación. Uno puede incluso ponerle fecha de comienzo; creo que el hecho que determinó la preparación del golpe se produjo en agosto de 1975 cuando fue desplazado por Videla el general Numa Laplane, un hombre cercano al nacionalismo incluso vinculado al sector de López Rega. La llegada de Videla junto con Massera va a empezar a hacer que sectores de las Fuerzas Armadas que hasta ese momento habían tenido una actitud más bien prescindente empiecen a pensar a partir del deterioro de la situación económica, del crecimiento del accionar de la guerrilla, en desplazar a Isabel del poder. Igualmente, iban a esperar un tiempo; recordemos que Isabel estuvo un tiempo fuera del poder de licencia, pero luego empezó una fase de preparación del golpe mucho más acelerada, que tiene un elemento también clave en diciembre de 1975, cuando aparece Agosti al comando de la Fuerza Aérea. Agosti era uno de los oficiales que había participado del levantamiento de Menéndez en 1951, porque ahí sí, el desplazamiento del último de los comandantes más cercanos al peronismo, es lo que de alguna manera lleva a que las Fuerzas Armadas ya comiencen la planificación de un golpe que está anunciado, y que todo el mundo sabe que va a pasar.

FP: Incluso está el intento de golpe de Capelini…

DM: En realidad, Capelini quiere que Videla tome el poder en ese momento. Pero los sectores que acompañan a Videla creen que no está la situación todavía, que hay que dejar que el gobierno se deteriore más para tener un apoyo más grande de ciertos sectores de la población, el empresariado (por ejemplo), que estén pidiendo la intervención de las Fuerzas Armadas. Eso es lo que va a determinar que el 24 de diciembre de 1975 Videla dé un discurso en Tucumán y los que estaban ahí en la política van a empezar a hablar de 90 días. Y fueron 90 días. Quizá fue una casualidad. Porque si uno ve los cables de la Embajada de Estados Unidos las fechas que manejan son anteriores. Pero claramente se avanza en una preparación que fue planeado en su más mínimo detalle.

Aquí las Fuerzas Armadas tuvieron un cambio muy profundo desde 1973, porque en 1973 Cámpora designó a Carcagno, y Carcagno a lo largo de sus 7 meses de comandancia plantea una cosa totalmente diferente; quiere modificar la estructura que tiene que ver con las conferencias de Ejércitos americanos, un vínculo estrecho con organizaciones juveniles, el operativo Dorrego; sin embargo, Perón va a hacer toda una operación para relevarlo a Carcagno. Claramente ese modelo, que funcionaba en mayo, junio, julio de 1973 con el cambio de situación, con la salida de Cámpora y con la derechización del gobierno, ya no va a ser viable; los intentos de acercamiento del comandante del Ejército a Montoneros le van a costar la cabeza; así como gobernadores que estaban cercanos a la tendencia fueron intervenidos, el Ejército también sufrió una intervención, y la llegada de Anaya comienza a marcar un giro, porque además, estamos hablando de una etapa donde los atentados contra regimientos, o contra oficiales individualmente va generando un clima adverso al interior de las propias fuerzas armadas. Recordemos que tras el intento de copamiento de sanidad en octubre de 1973 hubo quienes hasta sacaron la corona que había enviado Perón de la sede del regimiento de patricios; empieza a haber un clima muy particular que va favoreciendo a los duros, frente a quienes planteaban lo que planteaba Carcagno; cuando Carcagno dice “el enemigo es la pobreza; no es la guerrilla”; ese mismo día, el ataque del PRT-ERP a sanidad le termina dando argumentos a sus enemigos internos.

Referencias:

[1] Golpe militar de 1955 encabezado por el general Eduardo Lonardi, autodenominado “Revolución Libertadora”.

Fuente: www.elhistoriador.com.ar