El movimiento hippy, el rock & roll y los caminos de la contracultura


Fuente: Los hechos políticos del siglo XX, tomo 9,  Hyspamerica, pág.13-21.

En los años 60 tuvo lugar un fenómeno social sin precedentes. Los jóvenes de Norteamérica –y, luego, los de otros países occidentales– se rebelaron contra la sociedad de sus mayores y emprendieron una ardua búsqueda de nuevas experiencias: recuperación del propio cuerpo, revolución psicodélica, no violencia, irracionalismo-misticismo. Fue un intento de construir un mundo libre de la alienación de la tecnología,  de la deshumanización del dinero, de la violencia y la injusticia. La historia de esa revolución es una página inolvidable de nuestra época, cuyos ecos aún resuenan.

El rock: una fiebre que no cesa

Uno de los signos de identidad fundamentales de la juventud de los años 60 fue la música. El rock remontó todas las etapas por las que atravesó el movimiento hippy: ascenso, estancamiento y caída. Incorporado a la cultura contemporánea, su vigencia a través de cambiantes escuelas y modalidades se conserva robusta. ¿Qué es el rock? En principio un hijo del jazz, un producto nato surgido de las entrañas de Estados Unidos. El rock procede, en realidad, de la fusión de dos ritmos: el blues, la expresión musical por excelencia del negro americano, y el country, el folklore musical de algunas regiones del interior de Estados Unidos, sobre todo de los Ozarks y Apalaches, zonas crónicamente abandonadas por sus pobladores en permanente flujo hacia las grandes ciudades. De la música de los negros y de los marginados surgió el rock and roll; primero se llamó race music y luego adoptó su definitivo nombre, que resaltaba el sentido erótico del ritmo –rock y roll aluden a los movimientos de los bailarines-, consustancial con el vitalismo que caracterizó siempre al jazz.

Rock around the clock

Un músico blanco bastante oscuro, Bill Haley, fue quien catapultó el rock a la fama con su tema Rock around the clock. El Rock del reloj se convirtió en una auténtica fiebre que dominaba la vida juvenil de Estados Unidos y de buena parte del mundo. Los jóvenes, muchos de ellos adolescentes, bailaban en los pasillos de los cines cuando escuchaban aquel fraseo inolvidable: “One, Two, Three O`Clock, Four O`Clock Rock…”. Muchos pensaron entonces que sería un fenómeno pasajero. Si bien Bill Haley pronto fue olvidado, el rock and roll, convertido simplemente en rock le sobrevivió largamente. Casi en seguida, un teenager de Memphis comenzó su carrera hacia el estrellato: Elvis Presley. En un principio, el rock encontró una fuerte oposición en la sociedad tradicional.

Elvis the Pelvis

El aire erotizante y los furiosos meneos de cadera de Elvis, al que sus patrocinadores astutamente presentaban como Elvis the Pelvis, contribuían a hacer del rock un fenómeno prohibido y maldito, que provocaba quiebras y tensiones en la familia norteamericana. Pero la adhesión de millones de jóvenes fue más fuerte que toda represión. De nada sirvió el apocalíptico juicio del reverendo David Noebel, de la Christian Crusades, que a comienzos de los 60 aún sostenía que el rock “forma parte de un plan sistemático que tiende a convertir a toda una generación de jóvenes americanos en enfermos mentales, emotivamente inestables, con objeto de hipnotizarles y preparar su futura sumisión al control de los elementos subversivos”.

Cuando parecía que el rock americano se eclipsaba, recibió un refuerzo desde el otro lado del océano.

Los Beatles y sus seguidores

Los Beatles, y luego los Rolling Stones, consolidaron el ritmo y le aportaron nuevos matices y estilos. Sobre todo, insertaron el rock en el seno de una inmensa red de intereses comerciales: organizadores de conciertos, compañías multinacionales discográficas y toda la parafernalia de la industria del ídolo. Cuando el movimiento adquirió una tónica politizada –Vietnam, revueltas estudiantiles, luchas raciales– surgió otra de las estrellas del rock: Bob Dylan, el juglar venido del Greenwich Village, y con él la variante de la canción de protesta, aunque Dylan sólo fue un poeta solitario, sensible a los temas de su momento. De los viejos Beach Boys, a Credence Clearwater Revival, de Little Richard y The Mamma`s and the Pappa`s hasta las figuras actuales, siempre renovadas por una industria que fagocita a sus héroes, toda una larguísima sucesión de creadores han mantenido la llama sagrada del rock y siguen dando testimonio de su inagotable y vigorosa riqueza artística.

Fuente: www.elhistoriador.com.ar