El asesinato de Pizarro y los argumentos de López Gómara sobre la «barbarie india»


Nacido en Trujillo, el 16 de marzo de 1478, en la región de Extremadura, Francisco Pizarro, hijo de nobles, se alistó de joven en el ejército de los Habsburgo y en pocos años sería reconocido como el cruel conquistador del imperio incaico.

Formó parte de la expedición de Nicolás de Ovando a La Española en 1502 y encontró su primer gran desafío hacia 1509, cuando por haber sido herido Alonso de Ojeda, quedó temporariamente a cargo de la gobernación de Nueva Andalucía (hoy noroeste de Colombia).

Su reputación en ascenso fue de la mano de su participación activa en sucesivas expediciones exploratorias y pronto encontraría lugar como encomendero y alcalde de Panamá, hasta que años más tardes emprendió junto a Diego de Almagro y Hernando de Luque la cruzada del imperio inca, sobre el cual apenas tenían noticias por entonces.

Los años de expedición fueron duros y nada exitosos, debiendo Pizarro redoblar su autoridad para mantener a sus hombres en la campaña. Sólo 13 hombres siguieron rumbo al sur, donde, luego de recibir algunos refuerzos, encontraron en 1531 el renombrado imperio incaico. Allí, aprovecharon las guerras internas por la sucesión de la herencia dejada por Huayna Cápac.

Luego de lograr ingresar a la región dominada por Atahualpa, con apenas 168 soldados, Pizarro engañó al jefe inca y lo apresó en Cajamarca. Exigió numerosas riquezas y las recibió. Pero aun así lo ejecutó. Aprovechando las intrigas de la clase dominante en territorio andino, Pizarro conquistó el Cuzco a fines de 1533 y se casó con la hija del emperador inca y hermano rival de Atahualpa. Al mismo tiempo, imponía la religión católica.

Pizarro fundó la actual Lima, Trujillo, y recibió el título de Marqués de parte de la corona española. Pero no habría paz en la región. La ambición del oro, la fama y el poder llevó a una guerra intestina entre los mismos conquistadores. Almagro y Pizarro firmaron varios acuerdos para evitar la sangría. Pero no alcanzaría.

El primero, con títulos hacia el sur, incursionó en varias oportunidades en los territorios dominados por Pizarro y sus hermanos, hasta que fue derrotado y muerto. Pero no tardarían los hijos de Almagro en tomar revancha. El 26 de junio de 1541, con poco más de 60 años, Francisco Pizarro fue asesinado brutalmente. Su nombre quedaría para siempre asociado a una de las mayores masacres de la historia mundial, la conquista española del «nuevo mundo».

En ocasión de la fecha de su asesinato, recordamos a Pizarro con un fragmento de los escritos del cronista eclesiástico español López de Gómara, justificando la masacre española.

Fuente: López de Gómara, Historia general de las Indias, en Felipe Pigna, Los mitos de la historia argentina 1, Buenos Aires, Editorial Norma, 2004, pág. 61-62.

«[A los indios] se les retiró la poligamia, se les enseñó el alfabeto y buenos hábitos, artes y costumbres para poder vivir mejor. Todo ello vale mucho más que las plumas, las perlas y el oro que les tomamos, sobre todo porque no hacían uso de esos metales como moneda, que es su uso adecuado y la verdadera manera de sacarles provecho.»

López de Gómara

Fuente: www.elhistoriador.com.ar