Dorrego, gobernador de la provincia de Buenos Aires


El 13 de diciembre de 1828 el coronel Manuel Dorrego, gobernador y capitán general de la provincia de Buenos Aires, moría fusilado por orden del general unitario Juan Galo de Lavalle. A continuación reproducimos un fragmento del libro de René Orsi, Dorrego y la unidad rioplatense, sobre la asunción de Dorrego como gobernador de Buenos Aires, al frente de la dirección de la guerra y relaciones exteriores de las provincias y la disolución de la presidencia y del Congreso Nacional en agosto de 1827.

Fuente: René Orsi, Dorrego y la unidad rioplatense, La Plata, Subsecretaría de Cultura de la Provincia de Buenos Aires, 1991, págs. 264-266.

El domingo doce de agosto la Junta eligió a Manuel Dorrego como Gobernador y Capitán General de Buenos Aires, hablando en representación de los legisladores presentes, Manuel Hermenegildo de Aguirre, quien en el Cabildo del 22 de mayo de 1810, teniendo a la sazón 24 años de edad, se había definido con uno de los votos más categóricos y significativos; sufragaron además por Dorrego otros representantes que aquel lejano 22 de mayo habían asumido la actitud verdaderamente revolucionaria de votar por la eliminación del virrey y la constitución de un gobierno patrio, es decir, los generales Juan Ramón Balcarce y Juan José Viamonte, el antiguo provincial de la Orden de los Dominicos, fray José Ignacio Grela, los doctores en leyes Vicente Anastasio de Echeverría y Felipe Arana, y el ex secretario de gobierno y hacienda durante el gobierno de Dorrego en 1820, Manuel Obligado.

A la hora doce del lunes trece de agosto, el coronel Dorrego prestó juramento ante la soberanía del pueblo en el recinto de la Legislatura, pronunciando enseguida estas palabras:

“Señor presidente, señores representantes: Vuestros votos me han llamado a un honroso pero arduo destino. Mas si algo tiene para mí de lisonjero es porque con él viene envuelta la feliz reorganización de nuestra provincia. Mi primer deber, y en consonancia con mis sentimientos, es felicitaros por tan próspero suceso. La confianza, señores, con que se me distingue es de tan gran peso que yo no me descargaré de ella, sino consagrando mis escasas luces y aún mi propia existencia a la conservación y aumento de nuestras instituciones, y al respeto y seguridad de las libertades. Para arribar a tan altos fines, mis medios de acción serán: religiosa obediencia de las leyes, energía y actividad en el cumplimiento de ellas, y deferencia racional a los consejos de los buenos. Señores Representantes: Para separarme del puesto que me habéis encargado no sólo sería suficiente la sanción vuestra, sino que idólatra de la opinión pública, si no soy bastante feliz para obtenerla, no aumentaré mi desgracia empleando ni  la fuerza para repelerla, ni la tenacidad e intriga para adormecerla. Resignaré gustoso un destino que no puede halagar al que se precia de recto, desde que el verdadero concepto público no secunde sus procedimientos. Nada más se puede exigir de mí: el resto es del resorte de la fortuna y de los mismos sucesos. Yo cuento con las luces y cooperación de los señores Representantes y espero la consonancia de todos los amantes del orden y prosperidad de nuestra Patria. Sin tal auxilio mis deseos serían estériles, mis esfuerzos impotentes. La época es terrible, la senda está sembrada de espinas. No es, pues, posible allanarla sin que cada cual concurra con el contingente de conocimientos y recursos contenidos en la esfera de su poder. Felizmente conozco demasiado el patriotismo y virtudes cívicas de todos mis conciudadanos para que ni por un instante pueda hacer lugar a una duda tan injuriosa. Animado con esta esperanza, entro a desempeñar el cargo con que habéis tenido a bien honrarme” 1.

Enseguida, acompañado por los miembros de la comisión designada al efecto por la Junta de Representantes, se trasladó al Fuerte en cuyo salón principal, el presidente López y Planes lo puso en posesión del mando “y dirigiéndose al Señor Gobernador, dijo: Que cuando tenía el honor de ponerle en posesión del Gobierno de Buenos Aires, recordaba el patriotismo y amor a la libertad, sostenidos sin mengua por el Señor don Manuel Dorrego desde el año diez, los conocimientos militares y el valor, acreditados en los ejércitos y en los combates, y los distinguidos talentos demostrados en las decisiones políticas de la tribuna. Que estas dotes le hacían prever que iba a entrar esta Provincia en una época de vigor, que le haría capaz de una cooperación decisiva en la defensa de la causa nacional contra el Emperador del Brasil. Que quisiese el cielo hacer ver bajo el mando del Señor Gobernador una paz ventajosa, que hiciese renacer en la República los días de prosperidad que tanto se necesitaban. Que éstos eran los votos que en aquel importante momento ofrecía al Señor Don Manuel Dorrego y que le rogaba aceptase con la insignia del mando, que ponía en sus mando” 2.

El mismo día Dorrego dio a conocer su programa de gobierno que la Gaceta difundió en su tirada del viernes siguiente 3.

Al promediar el sábado dieciocho de agosto, en una sesión pública realizada en lastimosa minoría, el Congreso protocolizó la extinción del régimen presidencial inconstitucional propugnado por Rivadavia, y puso término a su propia vida como organismo parlamentario nacional.

Así, después de leerse una nota del presidente provisional, doctor López y Planes, “renunciando su destino”, los veintisiete diputados presentes votaron por unanimidad el siguiente proyecto:

“Art. 1º) El Congreso recomienda a la Legislatura de Buenos Aires y su Gobierno, mientras pueda obtenerse una deliberación de todas las demás Provincias, la dirección de la guerra y relaciones exteriores; la satisfacción y pago de la deuda, créditos y obligaciones contraídas para atender los gastos nacionales, la negociación de los empréstitos decretados por las leyes del 27 de octubre de 1827 y 27 de julio del año corriente, bajo las condiciones y garantías que en ellas se establecen.

“Art. 2º) El Congreso y Gobierno Nacional, quedan disueltos” 4.

Referencias:
1 La Gaceta Mercantil, Nº 1131, Buenos Aires, martes 14 de agosto de 1827.
2 Registro Oficial de la República Argentina, t. II, págs. 201-202. Acta de la toma de posesión del cargo de Gobernador y Capitán General de Buenos Aires, por el coronel don Manuel Dorrego, a 13 de agosto de 1827.
3 La Gaceta Mercantil, Nº 1133, Buenos Aires, viernes 17 de agosto de 1827.
4 A.C.A. t. III, págs. 1264-1265. Acta del congreso nacional del 18 de agosto de 1827

Fuente: www.elhistoriador.com.ar