Alfredo Palacios y su lucha contra la pobreza obrera


Alfredo Palacios, el primer diputado socialista electo en toda América, nació en Buenos Aires el 10 de agosto de 1880. Hijo de un destacado dirigente uruguayo, tuvo 18 hermanos y una educación religiosa ofrecida por su madre, quien afrontó la difícil situación de mantener a su familia cuando falleció su marido.

Militante del Círculo de Obreros Católicos y director de La Juventud, órgano del Centro Católico Pedro Goyena, lograba hacerse de unos pesos trabajando como periodista para un pequeño diario local. Entonces, con sólo 14 años, le permitirían ser uno de los oradores en el entierro del reconocido intelectual católico José Manuel Estrada. Esta oportunidad despertó el interés en su persona.

Por entonces, diversas lecturas y una realidad social apremiante hicieron que se acercara a las ideas socialistas y anarquistas y se alejara definitivamente de los círculos católicos, al tiempo que iban creciendo en él los sentimientos anticlericales.

Recibido de abogado y militante en las filas del Partido Socialista, en 1904 fue el protagonista de un suceso histórico en el continente, al convertirse en el primer legislador socialista de toda América. Un gran logro para aquel letrado que había colocado en la puerta de su casa la siguiente placa: “Abogado. Atiende gratis a los pobres”. Desde entonces y hasta su muerte en 1965, convirtió a los recintos del Congreso en una tribuna de sus denuncias contra las leyes represivas y proyectos favorables a los derechos de los trabajadores y las mujeres. Aunque no siempre lo hizo bajo la misma adscripción partidaria, ya que a comienzos del siglo XX fue expulsado del Partido Socialista, acusado de tener “vicios burgueses” (por haber intentado batirse a duelo), y fundó entonces el Partido Socialista Argentino.

Especializado en derecho laboral, considerado un “maestro” en diferentes universidades latinoamericanas, electo decano de la Facultad de Derecho en Buenos Aires, también se enfoca en temas de política regional, criticando las intervenciones norteamericanas en el continente y la ocupación inglesa en Malvinas.

La emergencia del peronismo lo encontró como presidente de la Universidad de La Plata, cargo al que renunció disconforme con la nueva situación. Un férreo antiperonismo le trajo varios dolores de cabeza, entre ellos la cárcel. El golpe del ’55 lo ubica en Montevideo, como embajador argentino y las elecciones de 1958 como candidato socialista a la presidencia. Crítico de la entrega del petróleo de Frondizi y ferviente defensor de la Revolución Cubana, falleció el 20 de abril de 1965, mientras se desempeñaba una vez más como diputado nacional.

Recordamos aquí la fecha de su nacimiento, con las palabras que ofreciera acerca de la pobreza que acosaba a los hogares obreros.

Fuente: Víctor García Costa, Alfredo Palacios: un socialismo argentino y para la argentina, Volumen 2, Biblioteca Política Argentina, Centro editor de América Latina, 1986.

«No hay patria sin justicia. Mientras los niños proletarios vivan en hogares angustiados, nada absolutamente tienen que hacer las declaraciones sonoras pero vacías de los economistas bien alimentados

 

Alfredo Palacios

Fuente: www.elhistoriador.com.ar