La muerte de Moctezuma y la conquista de México


El 2 de diciembre de 1547 moría Hernán Cortés, el conquistador de México. En 1520, durante su campaña, sería asesinado Moctezuma, tlatoani del imperio azteca. A continuación transcribimos la versión española sobre la muerte de Moctezuma, donde cuenta que, ante una revuelta popular, Moctezuma intentó calmar a su gente desde una azotea, pero que sus seguidores, decepcionados, eligieron un nuevo caudillo, apedrearon a Moctezuma y le causaron la muerte. Otra versión, sin embargo, sostiene que todos los nobles aztecas fueron ejecutados por los españoles y que, al morir, el cuerpo de Moctezuma tenía heridas producidas por una espada.

Fuente: Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, México,Editorial Pedro Robredo, 1939.

“En cuanto amaneció, después de encomendarnos a Dios, salimos de nuestros aposentos con nuestras torres, y con los tiros, escopetas y ballestas delante, y los de caballo haciendo algunas arremetidas. Aunque les matábamos muchos de ellos, no aprovechaba nada para hacerles volver las espaldas, sino que si muy bravamente habían peleado los dos días pasados, mucho más fuertes y con mayores fuerzas y escuadrones estaban este día. […] Nos resistieron la subida un buen rato, que no bastaban las torres, ni los tiros, ni ballestas, ni escopetas, ni los de caballo; porque aunque querían arremeter los caballos, estaba todo el patio empedrado con unas losas muy grandes, que se iban a los caballos pies y manos, y eran tan lisas, que caían. Como desde las gradas nos defendían el paso, y a un lado y a otro teníamos tantos contrarios, aunque nuestros tiros llevaban diez o quince de ellos, y a estocadas y arremetidas matábamos otros muchos, cargaba tanta gente…

”Aquí se mostró Cortés muy varón, como siempre lo fue. iOh, qué pelear y fuerte batalla que aquí tuvimos! Era cosa de notar vernos a todos corriendo sangre y llenos de heridas, y otros muertos. […]
Pusimos fuego a sus ídolos, y se quemó un buen pedazo de la sala con los ídolos Huichilobos y Tezcatepuca. Entonces nos ayudaron muy bien los tlascaltecas. […]

”Viendo todo esto, acordó Cortés que el gran Moctezuma les hablase desde una azotea, y les dijese que cesasen las guerras, y que nos queríamos ir de su ciudad. Cuando al gran Moctezuma se lo fueron a decir de parte de Cortés, dicen que dijo con gran dolor: ‘¿Qué quiere ya de mí Malinche, que yo no deseo vivir ni oírle, pues en tal estado por su causa mi ventura me ha traído?’ Y no quiso venir, y aun dicen que dijo que ya no le quería ver ni oír a él ni a sus falsas palabras ni promesas y mentiras. Entonces el padre de la Merced y Cristóbal de Olid fueron y le hablaron con mucho acato palabras muy amorosas, y dijo Moctezuma: ‘Yo tengo creído que no aprovecharé cosa ninguna para que cese la guerra, porque ya tienen alzado otro señor y se han propuesto no dejaros salir de aquí con vida; y así creo que todos vosotros habéis de morir’.

“Moctezuma se puso a un pretil de una azotea con muchos de nuestros soldados que le guardaban, y les comenzó a hablar con palabras muy amorosas que dejasen la guerra y que nos iríamos de México. Muchos principales y capitanes mexicanos bien le conocieron, y luego mandaron que callasen sus gentes y no tirasen varas, piedras ni flechas. Cuatro de ellos se llegaron en parte que Moctezuma les podía hablar, y ellos a él, y llorando le dijeron: ‘Hacemos saber que ya hemos levantado a un pariente vuestro por Señor’. Allí le nombró, que se decía Cuitláhuac, señor de lztapalapa. Y más dijeron que la  guerra la habían de acabar, y que tenían prometido a sus ídolos no dejarla hasta que todos nosotros muriésemos. [..]

”No bien hubieron acabado el razonamiento, cuando tiran tanta piedra y vara, que los nuestros que le arrodelaban, como vieron que entretanto que hablaba con ellos no daban guerra, se descuidaron un momento en rodearle de presto, y le dieron tres pedradas, una en la cabeza, otra en un brazo y otra en una pierna; y puesto que le rogaban que se curase y comiese y le decían sobre ello buenas palabras, no quiso, antes cuando no nos catamos vinieron a decir que era muerto.”

Fuente: www.elhistoriador.com.ar